Capítulo 440
El enmascarado frunció el ceño y miró alrededor. Había gente en todas direcciones, no había forma de escapar.
Claramente, se había convertido en la presa que Aspen iba a atrapar.
“Uf… la mala suerte llama a la puerta, ¡y vaya que entró de golpe!”
El enmascarado se burló de sí mismo, luego levantó la cabeza como si se transformara en otra persona, su expresión se volvió oscura y temible.
Mirando al cielo nublado, murmuró con frialdad,
“Maldito destino, hoy me sorprendiste demasiado, ¿quieres arruinar mis planes? Ja, ja, ja, me subestimas, mi vida la controlo yo, y excepto por mi tesoro, nadie más va a complicarme la vida.”
Tras decir eso, cerró los ojos e imaginó la sonrisa de su tesoro, contando en voz baja, “uno, dos, tres“.
De repente, abrió los ojos.
Su estado de ánimo volvió a la normalidad.
Miró a Aspen y soltó una risa burlona mientras se acercaba con las manos en los bolsillos.
Aspen, que no había oído lo que dijo, se apoyaba tranquilamente en el auto fumando, observándolo sin mostrar sorpresa.
Aunque no sabía quién era, Aspen entendía que no era alguien común.
El enmascarado se detuvo a un metro de él y preguntó directamente, “¿Me interceptas para matarme o para charlar?”
Aspen entrecerró los ojos, sorprendido por la pregunta directa.
Había seguido a Laín y a Ledo hasta aquí para hacerle preguntas, pero no esperaba que la conversación girara hacia el asesinato. Observándolo, Aspen respondió, “¿Tengo algún motivo para matarte?”
El enmascarado rio y replicó, “Si no tenemos problemas, ¿por qué me interceptas? No he hecho nada malo, yo soy una buena persona.” Aspen sacudió las cenizas del cigarrillo y contestó, “Las personas buenas no actúan en secreto.”
“Si es así, entonces tú tampoco eres una buena persona. Esta noche has estado siguiendo secretamente a dos chicos y me has interceptado a mí también.”
Aspen admitió abiertamente, “Nunca he dicho que soy una buena persona.”
“Bueno, ahí nos diferenciamos, yo nunca me considero un mal tipo.”
El enmascarado continuó, entusiasmado,
“Te voy a contar un secreto, esos chicos me tendieron una trampa hace un rato y ahora estoy débil, sin fuerzas para resistir. Si quisieras matarme, te sería fácil, ¿qué dices? Es una buena oportunidad, ¿lo harás?”
Aspen lo miró fijamente, “¿Buscas la muerte?”
“Ja, ja, todos vamos a morir tarde o temprano. Morir hoy o mañana es lo mismo, y si muero, tus días felices terminarán. Si me matas, es como si te mataras a ti mismo.”
Aspen volvió a sacudir las cenizas del cigarrillo, burlándose,
“Así que no estás buscando la muerte, solo intentas amenazarme para que no te mate.”
El enmascarado sonrió,
“Decir la verdad no es amenazar, es más bien un recordatorio. Ya que es nuestra primera reunión oficial, te doy este consejo sincero: si me matas, te arrepentirás. No te miento, realmente te arrepentirás, te lamentarás mucho.”
Aspen frunció el ceño, detectando un trasfondo en sus palabras, pero sin entender completamente.
“¿Por qué me arrepentiría de matarte?”
“Porque soy muy importante para ti.”
Aspen, confuso, preguntó, “¿Quién eres?
El enmascarado guardó silencio unos segundos, luego su tono se aligeró,
“Parece que no viniste a matarme esta noche, así que seguro quieres charlar. Gracias a esos chicos, no tengo fuerzas para resistir, así que te acompañaré hasta el final.
Pero tengo una condición, no me preguntes quién soy. Cambia la pregunta, te doy la oportunidad de preguntar lo que quieras, sé que tienes muchas dudas.”
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Cuanto más se negaba a hablar, más quería saber Aspen, quien respondió fríamente,
“Ahora no tienes derecho a poner condiciones.”
“Quizás sí lo tengo, después de todo, tengo muchas respuestas que quieres saber.”
Aspen lo miró fijamente y dijo, “Las réspuestas que quiero, las conseguiré tarde o temprano. Ahora solo quiero saber, ¿quién eres?” “¿Así que realmente quieres saber?”
Aspen contraatacó, “¿Por qué temes que lo sepa?”
“No dejarte saber es por tu bien, te dolerá saberlo.”
La mirada de Aspen se volvió más fría, “No necesitas preocuparte por mí.”
El enmascarado suspiró y, en un instante, avanzó unos pasos hacia adelante. Aspen pensó que iba a atacarlo y rápidamente agarró su muñeca.
El enmascarado no se resistió, solo bajó la voz y dijo algo.
El rostro de Aspen cambió instantáneamente y lo empujó con fuerza.
Frunció el ceño y miró fijamente al enmascarado, con una expresión de total asombro.