Capítulo 467
Punto de vista de Gatherine
Después de que Emily se fue, me sentí tan molesta que de repente no queria hacer nada.
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-Catherine, estás aquil Te he estado buscando por todas partes. Hay muchas cosas pendientes que necesitan tu supervisión. ¡Date prisal- Cuando la asistente de Melinda me vio, se sintió aliviada.
Me recompuse. No debería perder el tiempo pensando en Blake. Tenia que hacer mi trabajo. Era todo lo que tenía.
Senti la urgencia de llamar a Blake y enfrentarlo.
Pero
o no queria perder mi autoestima de esta manera. No me atrevía a cuestionarlo, pero podia evitarlo.
Sin embargo, estaba claramente distraida durante el trabajo siguiente.
Melinda se acercó y me preguntó: -Cathy, ¿qué pasa? No te ves bien. ¿Estás enferma?
Me animé rápidamente y dije: -No, solo estoy un poco cansada.
-¿Por qué no vas a la sala de descanso de al lado y te relajas un poco? Yo me encargaré de vigilar aqui-. Melinda dijo con preocupación.
Miré a Melinda con gratitud y dije: -Gracias, Melinda.
Melinda no pudo evitar sonreir y dijo: -Deja de agradecerme. ¡Ve!
Me senté en la sala de descanso, tumbada en el sofá, con la mirada fija en el techo.
Todos los pensamientos locos llenaron mi cabeza, y ninguno de ellos tenia que ver con el trabajo.
Era tan ingenua e inexperta. El tejió un hermoso sueño y cai en él, sin salida..
Respiré profundamente dos veces. De repente, escuché que el teléfono en mi bolso sonaba.
Mi cuerpo se tensó y me senté rápidamente. Miré el bolso en pánico.
Finalmente, saqué mi teléfono. Era realmente Blake.
El teléfono sono durante mucho tiempo. Cerré los ojos, sin querer escuchar su voz.
Tenia miedo de perder la paciencia y que las cosas se pusieran feas entre Blake y yo. Ninguno de los dos saldria bien parado.
Sostenia mi teléfono y lo dejaba sonar. Enterré mi rostro en mis rodillas. ¿Qué debería hacer?
¿Qué debería hacer?
Pensé que tenía tanta suerte de encontrar a un hombre lobo perfecto como él. Incluso teniamos un hijos lindos y hermosos. Pensé que mi vida era un cuento de hadas y viviria feliz para siempre.
Pero la verdad fue tan cruel. Esa mujer, Emily, apareció y destrozó mi fantasía.
par de
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Capitulo 467
Mi teléfono volvió a sonar y era Blake de nuevo.
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Miré su nombre. Siempre estaba en mis sueños. Su nombre inspiraba admiración y miedo, pero podía llamarlo con confianza. Además, escuchar su nombre me hacia sentir cálida,
Pero ahora, solo quería fingir que nunca lo había visto, oido hablar de él o amado.
Me recompuse y finalmente contesté el teléfono.
-Cathy, has estado ocupada? No me escuchaste cuando te llamé-, dijo Blake.
Llamó a mi nombre suavemente con una voz magnética. Me estaba matando.
-No lo escuché. Aquí hay mucho ruido. ¿Qué pasa?– Traté de hacer que mi voz sonara igual que siempre, pero todavia sonaba un poco tensa.
-No es nada en realidad. Solo querillamarte. Se que has estado ocupada últimamente. Llamo para ver si
estás bien-. Blake se rió.
-Estoy bien. Tengo que irme. Tengo mucho en mi plato-. Colgué el teléfono.
Lancé mi teléfono de vuelta a mi bolso, sin querer volver a tocarlo. Cerré los ojos y decidí relajarme.
Anocheció y era hora de irme del trabajo.
Melinda me dio palmaditas en el hombro y dijo: -Espera el punto culminante de mañana. Todo está listo. Vete temprano esta noche y descansa. Tienes que estar aqui temprano mañana por la mañana.
-De acuerdo. Me voy ahora-. Me di la vuelta y me fui.
Después de salir de la compañia, de repente no queria volver a casa, porque no quería ver a Blake ahora. Conduje el coche por la carretera y aceleré. La vista de Sayreville pasando por ambos lados de la carretera me tranquilizó.
No fue hasta que oscureció que volvi a la villa funto al lago.
Sali del coche y entré en el salón con pasos pesados.
Los dos niños no estaban en el salón. Deben haber subido al piso de arriba.
Al pensar en los niños, aceleré inexplicablemente el paso. Escuché sus risas felices provenientes de un baño en el segundo piso.
Entré rápidamente, Blake, vestido con una camisa blanca con las mangas remangadas, estaba sentado junto a la bañera ayudando a los niños a bañarse.
Su camisa y pantalones estaban manchados de agua y un poco mojados. Su corto y cuidadosamente peinado cabello negro también estaba un poco desordenado. Sonreía ante las risas de los niños.
-¡Mamá, has vuelto!– Mis hijos me miraron con sus grandes ojos, sonriendo.
Luego, Hedwig vino hacia mi con una pistola de agua en sus manos.
Me golpeó en el pecho. El agua tibia ligeramente mojó mi camisa fina.
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-Hedwig, idetentel- Rápidamente agarré mi abrigo fuertemente para bloquear mi camisa ya empapada.
Sin embargo, aún vi una sonrisa significativa en los profundos y oscuros ojos de Blake.
-Mamá, eres tan tacaña. Papá me dejó dispararle con la pistola de agua. ¿Por qué no está bien contigo?– Hedwig hizo un puchero.
Solo entonces me di cuenta de que la camisa de Blake también estaba mojada. Exclamé: -Hedwig, estás tomando una ducha. ¿Quién te dijo que podías jugar con una pistola de agua? ¿Quién te la compro?
-¡Papá me la compro!– Hedwig bajó rápidamente la cabeza, luciendo lastimada, sintiendo que había cometido un error.
Blake se levanto. Su cuerpo alto hacia que todo el baño pareciera un poco estrecho. Se acercó y me miró. Susurró: -No la regañes. Yo le di la pistola de agua. Si ella quiere jugar con ella, déjala.
Levante la cabeza y lo miré con cierto resentimiento antes de darme la vuelta para irme.
Regrese a mi habitación. Tan pronto como entré por la puerta, me arrepenti. Estaba de mal humor. ¿Por qué lo tomaría con mi hija?
La persona de la que estaba enfadada era Blake. No deberia haber regañado a Hedwig.
Mientras tanto, hubo un golpe en la puerta y luego la puerta se abrió.
Hedwig, vestida con su pijama, estaba parada en la puerta. Luego corrió hacia mi y me abrazó. -Mamá, čestás enojada?
Me agache y enterré mi rostro en el hombro de Hedwig, diciendo con voz apagada: -No estoy enojada, pero la próxima vez no juegues con eso, de acuerdo?
-¡De acuerdo! iHedwig no jugará con eso nunca más!– Hedwig se rió.
Le acaricié el cabello y dije: -Está bien. ¿Por qué no te acuestas primero? La camisa de mamá está mojada,
que voy a tomar un baño ahora.
así
-¡Claro, mamá!– Hedwig subió obedientemente a la cama y se acosto.
La miré y la ira en mi corazón desapareció gradualmente,
Realmente necesitaba controlar mi temperamento.
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