Capítulo 577
Dos chiquillos se aferraban a unas ramas, mirando hacia abajo hacia él.
Sus ojos eran claros y brillantes, redondos como uvas, y sus caritaš eran suaves, como bollos recién salidos del horno.
Totalmente adorables y tiernos, pequeñitos y muy lindos.
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Con cada parpadeo de sus largas pestañas, lograban capturar el corazón de Aspen.
Aspen los adoraba con todo su ser.
Así estaban, uno abajo y los otros dos arriba, mirándose. Aspen en su interior sintió una punzada de envidia hacia su difunto padre por unos segundos, antes de susurrar con cuidado,
“Bajen, pero con cuidado.”
Ledo estaba un poco nervioso, “¿Qué hacemos, hermano? ¡Nos descubrió!”
Laín, por otro lado, estaba más tranquilo, “No pasa nada, de hecho, tengo algo que preguntarle. Vamos, bajemos.”
Bajo la atenta mirada de Aspen, los dos empezaron a descender.
Ledo tomó la delantera, queriendo impresionar a Aspen con su valentía, así que saltó desde tres metros de altura.
Quería aterrizar con estilo, pero en vez de eso, ¡Aspen lo atrapó!
El intento de impresionar fracasó, y encima terminó en los brazos de alguien más.
Ledo, entre enfadado y avergonzado, con la cara roja de ira, pataleaba como un animalito furioso, gritando,
“¡Basura de Aspen, suéltame ya!”
Aspen entrecerró los ojos, “¿Basura de Aspen? ¿Así me llamas?”
“¡Hmph! Te advierto que no me agarres, soy demasiado preciado para que tú me toques, yo… jay!”
Aspen le dio un pellizco suave en la frente, seguido de otro pellizco en la mejilla,
“¡Qué falta de respeto! No te permitiré comportarte así frente a mí.”
Ledo, entre enojado y avergonzado, con la cara roja no solo por el enojo sino también por el contacto, no podía soportar la humillación.
Y lo peor era que no lograba liberarse.
Ledo estaba furioso,
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“¡Si no me sueltas, te restaré todos tus puntos, hasta dejarlos en cero!”
Aspen confundido, “¿Qué puntos?”
“¡No te lo diré! ¡Hmph!”
“Si no me lo dices, no me queda otra que seguir abrazándote.”
Al oír esto, Ledo se enfadó tanto que sus ojos se llenaron de lágrimas, gritando,
*¡Suéltame! ¡Voy a buscar a mi mami! ¡Le diré que me pegaste! Uhh…”
En cuanto Aspen escuchó eso, lo soltó de inmediato, “Eso no se dice a la ligera.”
Conociendo el temperamento protector de Carol hacia su hijo, si se enteraba de que él había “golpeado a su hijo, seguramente habría consecuencias.
Ledo, sintiéndose victorioso con este método, se llenó de orgullo nuevamente, con un puchero, “¡Hmph!”
Y se giró, ignorándolo completamente.
Aspen, entre resignación y afecto, sonrió y miró a Laín,
“Lain, ¿quieres que te ayude a bajar?”
“No es necesario.” Lain bajó lentamente del árbol.
Aunque no era tan ágil como Ledo, tenía habilidades básicas de autoprotección. Bajar de un árbol no representaba un peligro para él.
Una vez en el suelo, Lain se sacudió las manos y se arregló la ropa, sacando un pañuelo de papel de su bolsillo para limpiarse las manos Su porte era elegante y distinguido, como un pequeño caballero, muy diferente del comportamiento salvaje de Lado
En cuanto Ledo tocó el suelo, se limpió las manos en su ropa.
Usar um pañuelo de papel? Eso no iba con él,
Para Ledo, no se trataba de no poder permitirae un pañuelo, sino que la spa ofrecía una mejor relación calidad precio. Después de limpiarse las manos, podia seguir urándolo, ¿qué más to podía perdie
Capitulo
Viendo a Lain tan pulcro y a Ledo con hojas y astillas en su ropa, Aspen intentó ayudarle a limpiarse.
Pero antes de que pudiera tocar al pequeño, este le espetó orgullosamente,
¡No me toques! ¡Si me tocas, le diré a mi mamí que me estás molestando!”
Aspen: “…Todavía quieres ir a quejarte a casa, si no fuera por mí cubriéndoles, estarían en problemas cuando regresan.”
Ledo frunció el ceño, “¿Qué quieres decir?”
Ahora fue turno de Aspen de actuar con altivez,
“Carol no los encontraba, asi que me llamó hace un rato.”
Al escuchar esto, los dos chiquillos se alarmaron y rápidamente revisaron sus relojes telefónico.