Capítulo 543
Carol volvió a su realidad cuando Aspen la llamó, y se quedo perdida en el instante cuando levantó la vista para mirarlo.
Allí estaba él, de pie a unos cuantos metros de distancia, con las manos metidas en los bolsillos, encantador y deslumbrante, de una apariencia imponente.
Normalmente tenía una apariencia majestuosa y un aire frío que intimidaba a todos. ¿Pero hoy? Por alguna razón, su distante frialdad había disminuido, dándole un toque cálido que sólo realzaba su sofisticación.
Un juicio básico diría que és un hombre impresionante.
Pero en una expresión más exagerada, su apariencia y carisma eran tan atrayentes que parecía que no pertenecía a este mundo.
A pesar de no tener sentimientos románticos hacia él, Carol no pudo evitar darle una puntuación perfecta en su mente, en cuanto a su apariencia y carisma.
“¿Te has quedado hechizada? ¿Vamos a seguir caminando o no?”
Carol rápidamente retomó la conversación, “Vamos.”
Comenzó a caminar hacia él apuradamente, olvidando que llevaba tacones altos. Tropezó y estuvo a punto de caer.
Los pequeños observadores: “¡Dios!” Sus corazones se dispararon de shock.
Aspen rápidamente corrió hasta ella y logró atraparla a tiempo.
Sentenciaron los niños: ¡Casi nos mata del susto! En esta ocasión Aspen obtiene un punto.
Carol terminó en los brazos de Aspen, su cara adquiriendo una mueca de dolor.
Él rápidamente se agachó a revisar, presionó su tobillo y ella se quejó de dolor, aunque no muy intenso.
Aspen dijo: “No parece hinchado, intenta ver si puedes caminar.”.
Carol movió su pie,
“Puedo caminar, malditos tacones, aún no me acostumbro.”
“En un rato le diré a alguien que te traiga unas pantuflas.”
¡No! Estoy usando un vestido ajustado; debe ir con tacones altos, ¡sólo así tengo presencia!”
Aspen la miró y le dijo,
“No necesitas impresionarlos por Miro, estoy aquí, podrías venir en pijamas y ellos no te menospreciarían ni a ti ni a Miro. Más tarde cambia a pantuflas, sólo hace lo que te haga sentir cómoda.”
“No quiero, no quiero cambiarme, los tacones son bonitos. Sólo me torcí un poco el tobillo, no me lastimé realmente. Cuando quiera cambiarme te lo diré.”
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Viendo su persistencia, Aspen apretó los labios, “Te estás torturando innecesariamente. Es simplemente absurdo.”
Carol refunfuñó, “No eres mujer, no lo entiendes.”
Aspen no dijo más, quiso ayudarla a caminar, pero ella se negó, así que él simplemente la siguió.
Una frase continuaba apareciendo en su mente:
¿Importarse, es el mismo sentimiento que gustarse?
Los cuatro peques rápidamente regresaron a su lugar original, intentando que la parejita no descubriera que los habían estado observando.
Ledo dijo: “Vigilando la situación en general, Aspen se las arregló bastante bien esta vez, hasta se ganó un punto de recompensa.”
Luca preguntó: “¿No eran tres puntos?”
Ledo respondió: “Él ni siquiera se atreve a preguntarle directamente a mamá si le gusta, eso lo hace cobarde. Los dos puntos que había ganado antes, se le quitan. El último punto que recibió fue porque logró atrapar a mamá a tiempo y evitar que cayera.”
“Ah, entiendo ahora. Creo que él está comenzando a sentir un poco de cariño por mamá.”
Lain interrumpió: “No es un poco‘, él ya está muy prendado de mamá. Sólo que aún se rehúsa a admitirlo, supongo que todavía tiene en mente a la madre de Miro.”
Luca preguntó de inmediato, “¿Deberíamos decirle la verdad?”
Ledo negó con la cabeza, “Claro que no, mamá todavía no siente nada por él. Cuando mamá comience a tener sentimientos por él, entonces hablaremos de esto.”
Lain asintió, “Ledo tiene razón, debemos esperar un poco más. Dejemos que los adultos se ocupen del amor, nosotros, los niños,
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Caotulo 34
debemos mantenemos al margen por ahora.
Ledo, hablando para sí mismo, agregó,
Tengo mi pequeña libreta aquí, una vez que él alcance los cien puntos, aceptaré que esté con mamá.”
Miro no dijo nada, pero no dejaba de analizar en su mente cómo lograr que su padre acumule más puntos.
Los Bello ya habían llegado junto a los cuatro niños, primero echaron un vistazo a Miro, notaron que su estado de ánimo estaba bastante bien y fruncen el ceño, obviamente molestos.
Luego movieron su mirada hacia Laín, Ledo y Luca, y comenzaron a preguntarles a propósito.
“¿Quién es su papá?”