Capítulo 143 
¿Qué quería decir ella con eso? El que tenía en mente era Herminio, ¿eso significaba quel Herminio estaba en peligro? 
Chispita: “Te lo adverti, los inversionistas se interesaron en el guion y habrá cambios. Te dije que estuvieras atenta a cualquier eventualidad“. 
Soraya, resignada, se levantó y le dijo a Cristián: “Tengo hambre, voy a dar una vuelta a ver si ya llegaron mamá y los demás“, y sin esperar respuesta alguna, se dio la vuelta y salió. 
¡Caray, Herminio y su mala suerte! No solo me interrumpió el sueño esta mañana, sino que ahora también tengo que resolver sus problemas. ¡Y ni siquiera he desayunado!“, apenas salió de la habitación, aceleró el paso hacia el ascensor. 
Cristián rápidamente hizo una llamada: “Protejan a la señora“. 
Luego levantó la sábana, se bajó de la cama, se sentó en la silla de ruedas y rápidamente se dirigió hacia afuera. El guardaespaldas que estaba fuera, al verlo salir, se acercó para empujar su silla de ruedas: “Jefe, ¿a dónde vamos?“. 
Cristián, con el rostro sereno, contestó: “A la habitación de Herminio en el quinto piso“. 
Apenas habían dejado la habitación, cuando Diana y Fernando llegaron con varios recipientes de comida. Diana, al ver la habitación vacía, preguntó confundida: “Eh, ¿dónde están ellos dos?“. 

Fernando dejó los recipientes sobre la mesa de noche: “Llámales, ¿tal vez no pudieron esperar y salieron a comer?“. 
Diana sacó su móvil y llamó a su hijo rápidamente: ‘No puede ser, les avisamos anoche que vendríamos. Son las 7 a.m., no creo que no pudieran esperar por hambre“. 
Justo cuando llegaron al quinto piso, Cristián contestó: “Esperen en la habitación, nosotros volveremos en un momento“. 
Él llegó unos segundos después que Soraya, tomando otro ascensor. Cuando llegó a la habitación de Herminio, no encontró ni a ninguno de los dos, entonces rápidamente hizo una llamada: “¿Dónde está la señora?“. 
Del otro lado de la línea, una voz ansiosa respondió: “¡En la azotea! La señora fue a la 
azotea“. 
Cristián colgó el teléfono de inmediato, su rostro lucia preocupado: “Hacia la azotea“, si ella había ido a la azotea, ¿eso significaba que Herminio estaba alli? 
El guardaespaldas lo empujó hacia el ascensor. 
En la azotea. 
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Capitulo 143 
Herminio estaba hecho un desastre, con el rostro magullado. El líder le pisaba el pecho y le decía: “Te doy una última oportunidad, entrega lo que tienes. Si no, te lanzaré desde esta azotea. Imagina caer de un edificio de más de veinte pisos, ¿crees que sobrevivirías?“. 
Herminio tosió sangre. Furioso, dijo: “¡De verdad no tengo esa lista! Si la tuviera, ya se la habría entregado a mis jefes para que aplasten ese nido de ratas“. 
“Ah, si no la tienes, lo siento mucho entonces“, el hombre retiró su pie, se inclinó, agarró a Herminio por el cuello y lo levantó, dirigiéndose hacia el borde de la azotea. 
Herminio se ahogaba, su rostro se ponía rojo y las venas de su frente resaltaban. Maldita sea, esa era la pelea más humillante de su vida. No pudo con las armas ni con el combate cuerpo a cuerpo, ese tipo era un monstruo. A duras penas duró unos cuantos movimientos en sus manos. Él, que había sido un destacado capitán en el ejército y estaba a punto del ascender a mayor, ese día estaba siendo aplastado sin misericordia; miró de reojo hacia el borde de la azotea, estaba furioso y desesperado, ¿de verdad iba a terminar su vida alli? ¿No había dicho su cuñada que moriría traicionado por un amigo? ¿Ese era su ‘amigo“? Él estaba desesperado: ‘Cuñada, la que sabe leer el futuro. ¡Por favor, cae del cielo y sálvame otra 
vez!‘. 
No sabia si era por su sincera súplica, pero realmente vio a su cuñada en ese momento. Soraya llegó a la azotea y lo vio siendo estrangulado y llevado hacia el borde. El agresor eral un tipo alto y fuerte, tratando a Herminio como si fuera un polluelo, la escena eral 
cómicamente patética. 
Soraya, de manera poco cortés, soltó una carcajada: “Vaya, abusar del número, qué vergüenza“.