Capítulo 131 
Soraya chequeó la respiración del chofer y, al darse cuenta de que aún estaba vivo, comenzó a quitar con sus propias manos las vigas que lo aplastaban. Las ardientes vigas quemaron. sus delicadas manos al contacto, produciendo un siseo. Pero ella no podía darse el lujo de prestarle atención a eso. 
Los bomberos que la seguían adentro al ver eso gritaron: “Rápido, a salvarlo!“, y se apresuraron a quitar las losas de concreto que aplastaban al guardaespaldas. 
Soraya, sin poder verificar si el guardaespaldas estaba vivo o muerto, solo tenía ojos para Cristián, quien yacia inconsciente. Aunque los que llevaban guantes lo tuvieron algo más fácil que ella para quitar las losas y no 
se quemaron. 
Con su ayuda, en cuanto se liberó a Cristián, ella lo cargó en su espalda: “Encárguense de los demás, a mi esposo lo salvo yo“, y dicho eso, se lo llevó corriendo fuera del incendio. 
Los bomberos, sin tiempo para sorprenderse por su fuerza y rapidez, se apresuraron a sacar a las demás personas atrapadas. No importaba si estaban vivos o muertos; ya que habían entrado, tenían que sacarlos. 
Una vez fuera del hotel, las ambulancias que ya esperaban afuera empezaron a llevar a los rescatados al hospital. 
El rescate aún continuaba. Pero Soraya ya no podia preocuparse por más. No era una santa; no podía salvar a todos. En sus ojos, solo la vida de Cristián tenía valor; llámenla egoísta o insensible si quieren, pero a ella no le importaba nadie más, porque si ese hombre moria, 

ella lo seguiría. 
En el hospital. 
Cristián, el chofer y el guardaespaldas fueron rápidamente llevados a cirugía. Soraya también necesitaba tratamiento por las quemaduras en sus manos; llamó a sus suegros para pedirles que le trajeran ropa para cambiarse, 
Al escuchar que su hijo casi habia muerto quemado, Diana se llenó de miedo y pánico: *¿Cristián está bien? ¿Corre peligro su vida?“. 
Soraya trató de calmarla: “Tranquila, el guardaespaldas lo cubrió con su cuerpo, así que no sufrió muchas lesiones. Pero inhaló mucho humo y se desmayó. El guardaespaldas y el chofer sí que tienen quemaduras graves, no sé si podrán recuperarse“. 
Aunque era hábil en medicina, las quemaduras no eran fáciles de tratar. Además, no tenia una licencia médica, nadie le creería que podía curar, y con sus manos heridas, había poco que pudiera hacer por ellos. Si lograban salvarse, tal vez luego podria tratarlos en secreto después. 
Media hora después. 
Diana y Fernando llegaron al hospital, angustiados. 
Capitulo 131 
Fuera del quirófano, Soraya estaba sentada, con las manos vendadas como tamales. Apoyada en la silla, no quitaba la vista de la puerta del quirófano. 
Al ver las manos de ésta heridas, su falda quemada y su cara y cabello chamuscados, Diana se preocupó: “¿Cómo estás? ¿Estás herida? Vamos, también deberías hacerte un chequeo completo para ver si tienes más heridas, aquí está papá para vigilar por si algo pasa“. 
Pero Soraya se mantuvo firme: “Mamá, estoy bien, solo son las manos, no es serio. Además, no puedo dejar a Cristián solo ahora“. 
Diana, como a una hija propia, sintió una enorme tristeza al verla así: “Entonces ve a darte una ducha y cámbiate la ropa. Debe ser incómodo estar así“. 
Soraya negó con la cabeza: “No importa. Esperaré a que Cristián salga para cambiarme“. 
Diana no pudo contener las lágrimas, su nuera había cambiado de verdad. En medio de un incendio tan peligroso, arriesgó su propia vida por salvar a su hijo. Al salvarlo, también le salvó la vida a ella. Desde ese momento, tendría que tratarla aún mejor. 
Los suegros, incapaces de convencer a Soraya, dejaron que ella se saliera con la suya.