Capítulo 69 
‘Iris realmente fue una ayuda divina, estaba preocupada por cómo explicar mi aparición repentina en su habitación anoche. No esperaba que ellos mismos inventaran la excusa perfecta para mí. ¡Maldita sea, no olviden que sacrifico años de vida para acabar con espíritus malignos!‘. 
Cristián acababa de salir por la puerta en su silla de ruedas cuando se detuvo de golpe. ¡Sacrificar años de vida! ¿Quería decir que el episodio de la noche anterior de escupir sangre le costó años de su vida? 
Chispita: “¡Guau, anfitriona, el nivel de rechazo bajó 20! Ahora está en 60, ¿qué buena acción hiciste a escondidas?“. 
‘¿Buena acción? ¡Yo no he hecho nada bueno! Si hay que mencionar algo bueno, ¿contaría deshacerme de un espíritu maligno?‘. 
Chispita se sorprendió: “Deshacerte de un espíritu maligno, ¿tú tienes ese poder?“. 
‘Ay, preferiría no tener ese poder. Ahuyentar a los espíritus y el exorcismo me cuesta años de vida. En mi vida pasada, por meterme donde no me llamaban, acabé siendo atacada, atraje demasiada energía negativa y terminé muriendo de una enfermedad incurable. Así que, en esta vida, quiero vivir sin preocupaciones, a/mi manera. Sería incluso mejor sin la misión de seducir al gran témpano de hielo‘. 
Cristián apretó las manos sobre la silla de ruedas, escuchando los pasos de ella y continuó empujando la silla hacia adelante. Soraya apareció y al verlo todavía en la puerta, sus ojos brillaron de alegría: “¿Amor, me estabas esperando? ¡Pensé que te habrías ido sin mí!“. 
Ella empujó la silla de ruedas mientras preguntaba sonriente: “Amor, ¿te preocupaste por mí anoche, te quedaste conmigo toda la noche?“. 

Cristián, sin pensar, respondió: “Estás soñando, solo me preocupaba que murieras en su habitación y trajeras mala suerte“. 
‘¡Maldición, hombre desgraciado, ¿no puedes decir algo lindo por una vez? ¿Solo sabes ser duro de boca?‘. 
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Capitulo 69 
Al escucharla nuevamente maldecirlo en su mente, Cristián ya no se enfadó como antes, como si ya se hubiera acostumbrado. 
“Amor, tengo mucha hambre, ¿sabes dónde se desayuna rico por aquí? ¿Podríamos ir juntos a desayunar, por favor?“. 
“No tengo idea. Tengo que ir a la oficina, busca algo por ti misma“. 
Realmente no sabía dónde desayunar bien. Generalmente desayunaba en casa o la secretaria le compraba algo. 
‘Ay, qué insensible, uno tratando de acercarse y tú no das ni una 
oportunidad, ¿cómo voy a conquistarte así?‘. 
Cristián soltó una risa fría sin sonido: ‘Con tus intenciones, tendría que estar loco para dejarme atrapar‘. 
Al llegar al coche del hombre, Soraya, persistente, seguía agarrada a la silla de ruedas. Con un tono coqueto y suplicante, dijo: “Amor, ¡vamos a desayunar juntos, por favor! Seguro tuve una pesadilla anoche y no dormí bien, ahora me siento mareada. Si me desmayo estando sola, te quedas sin una esposa tan bella como yo“. 
Su voz fingidamente tierna hizo que Cristián sintiera un escalofrío de repulsión. Las demás pedían dinero dulcemente, ella pedía la vida. Como si con ese espíritu vivaz ella pudiera desmayarse, nadie lo creería. 
“Habla normal, ¿te mordiste la lengua? Si no puedes hablar claro, regresa al hospital para que el médico te revise“. 
Soraya se frustró: ‘¡Ah, hombre desgraciado, no es que quiera desayunar contigo! Si no hubiera visto esa sombra roja en tu frente, señal de que un espíritu pervertido te acecha. Hoy vas a hacer el ridículo en la oficina, mejor harías caso a mis consejos. Pero no, ve a trabajar. Jajaja, ese espíritu es una mujer y le encantan los hombres con buen cuerpo; hombre guapo y en forma, justo lo que le gusta. Cuando llegues a la oficina, esa espíritu se te pegará, se quitará la ropa, y ahí estará, en la oficina, admirando tu desnudez, tocándote lentamente… Jajaja, y cuando esté más emocionada, entra el secretario y ahí los dos hombres… Jajaja, ¿quién será el activo y quién el pasivo?‘.