I
Capítulo 59 
北 
“¡Tania!“. 
Pero ésta le lanzó una mirada, antes de mirarla furiosamente: “Romina, esto te lo cobro después. Esta mañana me llamaste para decirme que mi hermana iba a cortar lazos contigo. Querías que le devolviera las cosas que te había dado. No querías hacerlo, pero tampoco te atrevías a enfrentarla, así que terminaste desquitándote conmigo por teléfono. Solo vine a pedirte que le devolvieras las cosas a mi hermana. Pero tú, en vez de hacerlo, te asustaste de que ella descubriera cómo me maltratas, me encerraste en el baño y luego me empujaste desde el balcón. Romina, qué cruel puedes ser. No es de extrañar que mi hermana ya no quiera ser tu amiga. Alguien tan malintencionada como tú no merece tener amigos“. 
Romina captó esa mirada y actuó con un aire de vergüenza al ser descubierta: “Lo siento, me equivoqué. Solo no quería perder a Yaya como mi mejor amiga, no quise empujarte a propósito, solo quería asustarte“. 
Soraya no sabía que ellas dos eran amigas. Si ella se enterara de su buena relación, entonces comenzaría a desconfiar de Tania. Y si Tania quería deshacerse de ella para quedarse con la herencia de la familia Valle, le sería más difícil si perdiera a Romina como aliada. Sin ella, entrar en los círculos sociales de élite sería más complicado. Su condición de hija ilegítima hacía que muchas jóvenes de buena familia no quisieran asociarse con ella. Las hermanas Valle eran su llave de entrada a esos 
círculos sociales. 
Soraya, siguiendo la ira de Tania, pateó a Romina con fuerza: “Me has decepcionado tanto. Siempre fui buena contigo, pero lastimaste a mi hermana. No te preocupes, hermanita, no dejaré que tu sufrimiento sea en vano, haré que pague el precio que merece“. 

Luego llamó a un chofer de mudanzas: “Amigo, por favor, ayúdame a llevar a mi hermana al hospital. No te faltará tu paga. Y a esta criminal la llevaré a la comisaría“. 
Tania se enfureció: “¿Hermana, me vas a hacer ir al hospital en un carro de mudanza?“. 
Soraya la consoló, dándole palmaditas en el hombro: “Hermanita, aguanta un poco. Si te llevo yo, Romina podría aprovechar para escapar, y tu dolor habría sido en vano. El chofer te llevará al hospital, y yo me encargaré de la responsable de tus heridas“. 
Si no fuera porque tenía que mantener la imagen de la hermana menor perfecta, Tania le habría soltado una bofetada; su intención era que la llevara al hospital, para darle a Romina una chance de huir. Pero esa tonta había llamado a un chofer, ¿desde cuándo una señorita de la familia Valle se había visto en una situación tan humillante? 
Sin embargo, Soraya ignoró su mirada furiosa, tergiversando sust intenciones: “No te preocupes, hermanita. No dejaré que Romina se salga con la suya. Aunque alguna vez fue mi amiga, no voy a protegerla por haberte lastimado. Para mí, tú eres lo más importante“. 
Bajo esa firme decisión, Tania fue llevada al hospital por el chofer de fletes. Y Romina, después de ser pateada y caer al suelo, no se desmayó. Pero la idea de que Soraya iba a llamar a la policía la dejó inconsciente de rabia. 
Soraya regresó a la mansión, encontró una cuerda y la ató de pies y manos. Luego, escribió una nota y la pegó en su espalda, antes de dejarla en la puerta de la comisaría y marcharse. Cuando los policías la encontraron, leyeron la nota pegada en su espalda. Estaba escrita con letras llamativas: [Soy una criminal, empujé a la señorita menor de la familia Valle desde el balcón del segundo piso. Confieso mi crimen]