Capítulo 15
Con un chirrido, el coche de Cristián se detuvo frente a la mansión Fuentes. El conductor rápidamente bajó, sacó la silla de ruedas del carro y luego lo ayudó a sentarse en ella, se apresuraron hacia la entrada de la antiqua cosa.
Cristián, sentado en su silla de ruedas, tenia un rostro frío como el hielo, emanando un aura que gritaba ‘mantente alejado.
El conductor, empujándolo, comenzó a sudar frio, rezando para que esa astuto mujer no causara problemas.
Al entrar en el gran salón de la mansión, Cristián casi perdió los ojos de la sorpresa. Esperaba encontrarse con escenas de arrogancia y caos, pero la realidad era todo lo contrario. Alli estaba Soraya, vestida con un conjunto deportivo rosa y el cabello negro recogido en una cola alta, luciendo tan inocente y encantadora como una estudiante universitaria; sostenia en sus brazos a Mateo Fuentes, irradiando una luz maternal mientras le daba de comer con cuidado. Esa era una escena que él habia imaginado durante el embarazo de ella, pero las constantes muestras de desdén y desprecio de ella hacia el niño habian destrozado sus esperanzas de verla actuar asl.
Al escuchar los pasos y el sonido de la silla, Soraya levantó la vista y sonrió: “Amor, ya llegaste. Mira qué bueno y lindo es Mateo“.
*Dios mio, que tiemo es este niño! ¿Acaso la original era ciega? ¿Cómo pudo ignorar a un hijo tan adorable? Si hubiera tenido una verdadera madre desde el principio, nunca habria sufrido tanto‘.
Al ver a su nieto de vuelta, Nieves finalmente pudo respirar tranquila, pero al escuchar los pensamientos de Soraya, golpeó la mesa furiosa y señaló a Cristián, intentando acusarla: “Cristián está de vuelta. ¡Mira a esta venenosa! Ella se atreve a…”
“Calmate, abuela“, la interrumpió Cristián, dándole una mirada tranquilizadora. “No dejaré que le haga daño a Mateo“.
Nieves, frustrada, estalló: “¡Tú solo la consientes! ¿Qué tiene de bueno esa mujer? No veo, no entiendo, es arrogante y despiadada, ¿cómo puedes ser tan ciego? Te estás humillando a ti y a Mateo por un capricho. Podrias encontrar a alguien mil veces mejor, ¿cómo puedes permitir que pise tu dignidad? ¿No te importa lo que digan de ti en la capital eh? ¡Dios mio! ¿Tan poco te importa tu reputación?“.
La anciana lucia una elegante chaqueta morada bordada con pájaros y flores, su cabello plateado recogido con gracia, y en su muñeca brillaba una pulsera de jade valiosisima, pero en ese momento, su rostro estaba marcado por la ira. Cristián, con una mirada sombría, simplemente respondió: “Ella es la madre de Mateo”
La frustración de Nieves casi la llevó al limite: “¿Es que disfrutas siendo maltratado? ¿Cómo puedes soportar que arruine tu nombre? Si, ella es la madre de Mateo, ¿pero alguna vez se comportó como tal?“.
Si no fuera porque Soraya había llegado de repente y tomado a Mateo en sus brazos, temiendo que pudiera lastimar al niño, Nieves no habría aguantado.
Soraya, por su parte, solo pudo rodar los ojos: ‘Ay, abuelita, mejor preocupate por ti misma en vez de por tu nieto“.