Capítulo 95:
¿Qué quería decir con «Sé lo que hay que hacer»? Arianne tenía la ligera sospecha de que estaba «arrancando el motor», pero la mirada severa de su rostro le decía que no era así… en consecuencia, empezaba a sospechar que algo había fallado en su mente.
Se durmió en cuanto se tumbó; quizá estaba demasiado agotado.
Arianne se tumbó con cuidado junto a la cama después de ducharse. No podía dormir pero tenía miedo de moverse demasiado. Aquella sensación era realmente insoportable.
De repente, sonó el teléfono de Mark. Lo había dejado en la mesilla de noche, a su lado. Se levantó y echó un vistazo. La pantalla encendida del teléfono mostraba parte de un mensaje: «Mark, cariño, ¿Estás dormido? Me equivoqué, te echo de menos. ¿Puedes venir…?
La siguiente parte del mensaje no se mostraba, pero ella podía adivinar su contenido: ¡Aery quería verle!
Si tuviera que hacer una distinción, su odio hacia Mark era considerado impotente y débil. Sin embargo, su odio hacia Aery y Helen era tan abrumador como el mar.
Una idea «malvada» se formuló en su cabeza. Contestaría el mensaje por él. Por desgracia, cuando descolgó el teléfono, descubrió que estaba protegido por contraseña.
Arianne repasó cuidadosamente sus recuerdos. Recordó haber visto a Mark teclear una contraseña en otra ocasión. Conociéndole, preferiría utilizar los mismos números.
Lo intentó y tecleó los números 1027. Como era de esperar, el teléfono se desbloqueó.
«Está dormido», fue la respuesta que envió.
Aery llamó inmediatamente. Arianne estaba lista. Primero bajó el volumen. La voz aguda de Aery gritó en el receptor una vez que la llamada se conectó, «¿Quién eres?»
No se iba a quedar de brazos cruzados. Su voz era suave pero llena de altivez, «¿Quién más podría ser? Aery Kinsey, a diferencia de ti, yo no tuve las pelotas de tontear con un hombre casado a tu edad… y tu madre también te apoya descaradamente. Realmente se aprende mucho con el tiempo».
Aery soltó un suspiro de alivio al oír la voz de Arianne. Pensó que Mark había encontrado una nueva amante. Después de confirmar que no era cierto, comenzó a reprenderla taimadamente.
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“Eres tú la que carece de la capacidad de retenerlo. ¿Por qué me culpas a mí? Mi querido Mark es genial en todo, menos en ti. Tú eres su único defecto. Debería echarte lo más lejos posible».
Arianne enterró la cara bajo la manta, bajando la voz todo lo posible.
“Qué pena, no me echará. Ahórratelo, Aery. Estoy de viaje de negocios con él y estaré con él los próximos dos días. No me importa si quieres venir a verle, sólo depende de cómo vaya a reaccionar».
Aery estalló de rabia.
“¡No seas complaciente! Él y yo sólo hemos tenido un pequeño desacuerdo. ¿Por qué crees que te toca a ti? Puede que los demás no lo sepan, ¡Pero yo sé muy bien que la persona más odiosa y repugnante del mundo para él eres tú!».
Temerosa de despertar a Mark, Arianne no continuó su disputa con Aery, sino que terminó la llamada. Justo cuando asomó la cabeza por encima de la manta, sintió que una mano se colocaba alrededor de su cintura.
“¿Cuándo aprendiste a revisar mi teléfono?».
Tragó saliva nerviosa. No oyó su llamada y simplemente pensó que ella estaba mirando su teléfono…
Volviendo en sí, Arianne susurró: «No… sólo estaba mirando la hora… no podía dormir…”.
Al decir esto, volvió a dejar el teléfono en la mesilla de noche, no sin antes borrar el registro de llamadas.
Justo cuando se daba la vuelta para dormir, la mano de él se deslizó ágilmente bajo su ropa.
“Ya te dormirás cuando estés cansada…».
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