Capítulo 23
“Regresa a casa temprano, que te estaré esperando hasta que llegues“.
Wow. qué generosa. Es frustrante que te tiren dinero encima. En cuanto me baje, me voy a buscar unos chicos lindos para gastar este dinero, ¿cuántos serán? Uno que me de masajes en los hombros, otro que me frote la espalda, y otro que me sirva copas… Jajaja, yo soy demasiado….
Apenas el chofer detuvo el coche, al escuchar los pensamientos de Soraya, se asustó tanto que aceleró de golpe y el carro se lanzó hacia adelante con mucha velocidad..
“¡Ay!“, por la aceleración repentina del chofer Soraya se fue hacia atrás y su cabeza golpeó la ventana, haciéndola grunir de dolor. “¿Es que sabes conducir? Tu jefe te dijo que paratas, no que aceleraras“,
Cristian cerró los ojos y apretó los puños, tratando de contener las ganas de golpear a alguien. Gastarse el dinero en chicas lindos, y encima varios. Esa mujer, no contenta con engañar, en ese momento planeaba hacerle criar un prado!
“Callate, si vuelves a hablar, te cancelo todas las tarjetas“.
El chofer sudaba frio e intercambiaba miradas con el guardaespaldas. ¡Dios mio! ¿Qué es lo que hablan escuchado? Los pensamientos de la señora eran explosivos uno tras otro
Soraya no entendia a Cristián, ese hombre era tan impredecible como el clima. No había dicho nada, ¿por qué iba a cancelarie sus tarjetas?
“Ahora no me dejas ni bajar del coche“.
Cristián estaba furioso, queria gritarle.
¿Qué te bajo para que me compres unos cueros?”.
“No hace falta, mejor te llevo de vuelta a casa, para evitar que causes más problemas afuera, Soraya, ya preparé el acuerdo de divorcio. Si te comportas, aún puedo darte una buena parte, pero si sigues comportándote asi, no recibirás nada“.
Ella frunció el ceño levemente: “¿Por qué sacas el tema del divorcio si estamos bien ahora? Ya te dije, no pienso divorciarme de nuevo, quiero que nos llevemos bien. Sé que me pase antes, pero todos cometemos errores, y yo ya corregi los mios. Dame otra oportunidad“.
‘Maldición, si no fuera por la misión, ya estaria divorciada de ti, disfrutando de una gran fortuna y viviendo mi vida como me
plazca.
Cristián permaneció callado, con los ojos cerrados. Si no fuera porque tenía prisa por ir a otra ciudad, no querría escuchar ni una palabra más de esa mujer, ¿cómo tenía cara para hablar de llevarse bien? Oportunidades! ¿Acaso no le habia dado suficientes?
Unos minutos después, el chofer dejó a Soraya en casa y se marchó. Sin necesidad de instrucciones de Cristián, sabia a dónde tenía que ir en ese momento, aunque no estaban seguros si los pensamientos de la señora eran ciertos o no. Pero sabían que el jefe no podia arriesgarse. Por si acaso fuera verdad, entonces la señorita Nayra estaria arruinada.
Entonces el chofer aceleró al máximo. Cristian pensaba de acuerdo a lo que Soraya habia mencionado en sus pensamientos, el cuerpo de Nayra, después de su muerte, habia sido recogido por la familia Robledo, quienes habian llorado por ella, y Demetrio Robledo habia estado trabajando en la ciudad vecina esos dos años.
Llamó a Demetrio. Éste se sorprendió al recibir la llamada: “Hola, ¿Cristián? ¿Qué pasa?“.
“¿Dónde estás?“.
Demetrio, vestido de traje negro, alto y guapo, sostenia las llaves del coche frente a él y el teléfono en la otra mano. “Acabo de salir del trabajo, estaba a punto derme a casa, ¿qué sucede?“.
“Necesito un favor. Nayra podría estar en problemas por tu zona, me llegó la noticia de que alguien quiere hacerle daño. Necesito que entres al Hotel de la Catedral, en la suite presidencial 899, alguien va a llevarla ahi drogada. Su móvil está en silencio, no contesta. Yo ya estoy en camino, llegaré en una hora, pero temo que sea demasiado tarde“.
Al escucharlo, Demetrio se enfureció: “¿Quién quiere hacerle daño?“.
Cristián no podía decir que era el actual novio de Nayra. Al fin y al cabo, en la opinión pública, ella aún era la prometida de Demetrio: “Te lo contaré cuando llegue“.