Capítulo 625 
Aspen le respondió con una pregunta, “¿Acaso no me estabas invitando a salir?” 
Solo entonces Carol cayó en cuenta de lo que estaba insinuando y, entre la vergüenza y una indignación inexplicable, replicó con fastidio, “¿Cómo vas a pensar que es una cita? ¡Solo te dije que bajemos a dar una vuelta!” 
Lo que realmente le preocupaba era que Rick pudiera regresar de un momento a otro y que, al encontrarse en el pasillo, volvieran a surgir discusiones entre ellos. 
Por eso queria invitarlo a dar una vuelta abajo, para poder hablar de lo importante mientras caminaban. 
¡Y él tenía que salir con lo de la cita! ¿Qué se había creido? 
Aspen entrecerró sus atractivos ojos. “¿Te sientes decepcionada?” 
Yo…” 
“La próxima vez te invitaré yo.” 

El rostro de Carol se tiño de un rojo intenso por la vergüenza. “Nadie está decepcionado! ¡Deja de decir tonterías! ¡Incluso si me invitas, no estaré libre! ¡Vamos ya!” 
Se dio la vuelta y se dirigió hacia el ascensor, con pasos un tanto apresurados. 
La esquina de los labios de Aspen se curvó en una sonrisa encantadora; parecía que se había puesto tímida. 
¿Por qué se pondria timida frente a él? ¿Será que le gustaba un poco? 
¿Gustar de alguien sin darse cuenta? 
Aspen pensó que era muy probable, ya que él tenía experiencia en estas lides. 
Con el ánimo elevado, alargó el paso para alcanzarla, “Invitarme a dar una vuelta abajo también cuenta como una cita.” 
“¡Largate!” 
Carol le espetó furiosa antes de entrar al ascensor. 
Aspen la siguió, sin quitarle los ojos de encima mientras sonreía. 
Carol frunció el ceño, evitando mirarlo, sintiéndose toda confundida. 
Rick habia intentado averiguar si él le gustaba, y él terminó golpeando a Rick. ¿Por qué golpearía a Rick? 
¿Fue porque se sintió enfadado al ser malinterpretado que le gustaba ella y por eso lo golpeó? 
¿0 porque se dio cuenta de que alguien más le gustaba ella y se puso celoso? 
Si fue lo primero, significaría que no le interesaba en lo absoluto; se enfadaba solo de pensar que otros podrían malinterpretarlo. 
Pero si fue lo segundo, eso significaría que él… sumado a esas palabras sin sentido que dijo el otro día cuando estaba enfadado… 
Carol pensaba que la segunda opción era la más probable. 
Pero, ¿cómo podría gustarle ella? ¿Qué podría gustarle de ella? 
En realidad quería preguntarle directamente si le gustaba, pero no se atrevía. 
Si la respuesta era no, ¿qué tan incómodo sería eso? 
¡Se vería como si estuviera demasiado engreida! 
En realidad, con solo saber la razón exacta por la que golpeó a Rick sería suficiente, pero él se negaba a decirlo. 
Carol estaba internamente frustrada y confundida cuando de repente él la llamó por su nombre, 
“Carol.” 
“¿Qué quieres?!” Su tono fue un poco agresivo. 
“¿En qué estás pensando?” 
“¡Eso no es asunto tuyo!” 
“¿Entonces, vamos a caminar o no?” 
Claro que sí! ¿No estamos bajando ya?” 
Aspen presionó sus labios, echando un vistazo al exterior del ascensor. 
Solo entonces Carol se dio cuenta de que ya habían llegado a la planta baja y las puertas del ascensor estaban abiertas. Si no fuera porque él mantenía presionado el botón de abrir, probablemente ya habrían vuelto a subir. 
Con una mueca de vergüenza, Carol salió del ascensor. 
Aspen le preguntó nuevamente, “¿En qué piensas?” 
“¡En nada!” 
Carol salió del edificio, seguida de cerca por Aspen, quien la seguía como un gran perro lobo protector. 
El clima de Puerto Rafe en enero había subido notablemente, con el sol brillando en todo su esplendor, bañándolos en un calor dorado y confortable. 
A esa hora, la mayoría de la gente ya se había ido a trabajar, así que había poca gente en el complejo. 
Ambos siguieron el camino del parque, y después de caminar un rato, Carol miró hacia Aspen, 
“Ya sabes lo de hoy, ¿verdad? Lo de los niños y Rick intentando ponerte a prueba.” 
Aspen, con las manos en los bolsillos y mirándola, tenía una expresión aún más encantadora y seductora que de costumbre. 
Asintió, “Si.” 
El corazón de Carol empezó a latir desbocado, y rápidamente desvió la mirada. 
No sabía por qué, pero se sentía diferente ese día, incluso mirarlo a los ojos le aceleraba el pulso.