Capítulo 611
Sin saber cómo, Aspen empezó a sudar frío en la frente y su respiración se volvió pesada.
Su mirada ardía intensamente, como si pudiera consumirla en llamas en cualquier
momento.
La emoción lo embargaba tanto que las venas en su frente saltaban visiblemente.
Parecía estar luchando con todas sus fuerzas para contener algo, pero claramente estaba perdiendo el control.
Era evidente por ciertas “áreas” ya tensas y el brillo febril en sus ojos que estaba a punto de perderlo completamente.
Carol, aunque a veces se mostraba despistada, no era tonta. ¡Sabía perfectamente lo que le pasaba a él!
Su corazón saltó hasta la garganta, tragó saliva asustada, “Tú… uh…”
Aspen le sujetó la barbilla, sellando sus labios con los suyos, definitivamente había perdido el control…
La deseaba, tan desesperadamente que enloquecía.
Carol estaba aterrorizada, ¡muerta de miedo!
Intentó empujarlo para alejarlo, pero él liberó una mano para sujetarle las muñeca, las, levantó por encima de su cabeza y las presionó contra la puerta.
Con la otra mano, la atrajo hacia él, presionando su cuerpo contra el suyo como si quisiera
fundirla en su ser.
No era la primera vez que se besaban, pero Carol todavía no había aprendido a respirar durante el acto.
Mientras forzaba su boca y dominaba la suya, casi pierde el conocimiento por la falta de
aire.
Su mente se quedó en blanco, y lo único que sentía era como si él estuviera loco, su lengua enredándose hasta dejarla entumecida, sintiendo que podría arrancársela de raíz.
Carol quería resistirse, pero no podía moverse, y cualquier intento de hacerlo solo la hacía rozar “esa” parte de él…
Su cuerpo no respondía, su mente era un torbellino de confusión, sumida en la neblina, rápidamente se resignó, dejándolo hacer a su antojo…
Aspen había deseado esto por demasiado tiempo, su sumisión actuaba como un afrodisíaco, volviéndolo aún más loco.
Podía contenerse de abrirse a ella, de no decirle cuánto la quería.
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Pero no podía contener el deseo más primal dentro de él.
Era como saber que debería esperar a la madre de Miro, que no debería tener sentimientos por ella antes de que la madre de Miro regresara, pero era incapaz de controlarse.
La deseaba, quería desatar su locura sobre ella como en sus sueños.
En ese momento, estaba excitado y torturado, una llama ardiente consumiéndolo por dentro, ciertas partes del cuerpo dolorosamente tensas…
Mientras tanto, afuera.
Lain estaba explicando la situación a Rick, con Miro, Ledo y Luca escuchando cuidadosamente.
Después de que Carol llevara a Aspen al estudio, los tres se apresuraron a buscar a Laín.
Después de escuchar la explicación de Laín, Rick guardó silencio.
Los cuatro miraban a Rick con preocupación, temiendo lo peor.
Si no lograban convencer a Rick de guardar el secreto, su identidad y la de su madre quedarían expuestas.
Tras unos momentos de silencio, Rick finalmente habló,
“Entonces, ¿lo que están diciendo es que su padre solo sabe sobre la existencia de Miro y aún no sabe que ustedes tres también son sus hijos? ¿Y tampoco sabe que la madre de ustedes es también la madre biológica de Miro?”
Laín, Ledo y Luca asintieron juntos, “¡Sí!”
Rick continuó, “¿Así que Laín y Ledo se disfrazan de Luca para mantener este secreto?”
“Exactamente. Miro, Ledo y yo somos idénticos. Si no nos disfrazamos, papá sospecharía,” explicó Laín.
Rick asintió, entendiendo la situación.
Luego preguntó, “¿Y por qué no quieren reconocerse ante él?”
“Porque a mamá no le gusta, no quiere estar con él. Si nos reconocemos, él podría llevarnos lejos de mamá o mamá podría terminar con él por nosotros, y de cualquier manera, mamá no sería feliz.”