Capítulo 596
Lo hiciste a propósito!”
“No lo hice.”
Si lo hicistel”
“De verdad que no.”
“¡Lo hiciste!”
“Yo…”
Carol se puso roja de la ira, dando saltitos de frustración,
“Ni siquiera reconoces tu error y vienes a pedir disculpas?! No lo hiciste a propósito, ino tienes la culpa! La culpa es mía, ¿no? ¡Por enojarme contigo!” “No es eso, no quise decir…”
es qué quisiste decir?” Lo confrontó con los ojos llorosos, como si en cualquier momento se fuera a derramar una cascada de lágrimas.
Aspen se puso aún más nervioso, siguiéndole la corriente,
“Está bien, está bien, lo admito, lo hice a propósito. Por favor, cálmate, no te enojes.”
Eso solo hizo que Carol se enojara más,
“¡Sabia que lo hiciste a propósito, y aún así te atreves a negarlo! ¡Eres un sinvergüenza! ¡No tienes vergüenza! ¡No quiero volver a hablar contigo, ni siquiera quiero verte, lárgate! ¡Si no te vas, llamo a la policía!”
Al escuchar eso, Aspen rápidamente intentó de nuevo,
“Solo dije eso para que no te enojaras, en realidad no fue a propósito, yo…”
“¡Ahí vas de nuevo, defendiéndote! ¡No reconoces tu error! ¡Eres un desgraciado!“–
Aspen: “…”
Frunció el ceño, mirándola, sin saber si estaba más enojado o desesperado, hasta le costaba respirar.
Nunca se había sentido tan frustrado y sin palabras.
¡No había nada que pudiera decir!
Con un gesto brusco, Aspen se ajustó la corbata, “¡Carol!”
Carol se quedó parada, levantando su barbilla, “¿¡Por qué gritas?!”
Aspen, entre dientes,
“Recuerda lo que te voy a decir, y que quede bien claro, si vuelvo a hacerte enojar, jsoy un perro! ¡Me castigaré yo mismo!”
Carol: “¿?”
Aspen terminó de hablar, se quitó la corbata y desabrochó los dos primeros botones de su camisa.
Ahora entendía por qué Orion decía que no podías razonar con una mujer enojada, ni discutir sobre quién tiene la razón.
Las explicaciones son excusas, y las excusas son el comienzo del error…
Como ahora, ¿cómo puedes explicárselo?
Si dices que no fue a propósito, se enoja.
Para calmarla, dices que sí lo hiciste a propósito, se enoja aún más, ¡y hasta quiere romper contigo!
Te apuras a explicar que solo lo admitiste para calmarla, te acusa de dar excusas, ¡de no reconocer tu error!
¿Entonces qué debería decir?
Ignorarla y dejar que se enfade sola?
¡No puede! ¡Le dolería! Hoy ya la había lastimado mucho, y aún así no pudo dejar de pensar en ella todo el día.
Además, ¿no fue él quien se equivocó esta noche?
No soporta verla enojada, pero tampoco puede razonar con ella, ni explicar lo suficiente, y al final, el que sufre es él.
Entonces, ¿para qué enojarla?
Nunca había tratado tanto con mujeres, no tenía experiencia, pero hoy aprendió la lección.
¡Ganar dinero es difícil, comer es difícil, y apaciguara una mujer es aún más difícil!
Aprendió por las malas, jjamás la volverá a enojary
No importa si fue a propósito o no, si la vuelve a enojar, jse castigará a sí mismo!
Aspen tomó una profunda respiración, intentando calmarse, recordando las palabras de Orion:
Cuando ella esté enojadá, olvídate de quién tiene razón, ¡solo pide disculpas y ya!
Con el corazón firme, le dijo a Carol,
“Todo lo que dices es cierto, ¡soy un sinvergüenza! ¡No tengo vergüenza! Ahora te estoy pidiendo disculpas de todo corazón, ¿puedes perdonarme?” Carol, con actitud desafiante, “¡No!”
“Entonces dime, ¿qué puedo hacer para que me perdones?”
No importa lo que hagas, no te voy a perdonar! ¡No quiero tu perdón! Has ido demasiado lejos!”
Aspen se quedó en silencio un momento, y luego preguntó, muy serio,
¿Qué tal si me desnudo para que me mires, eso te harla sentir mejor?”