apítulo 478
Al principio, el personaje misterioso era peligroso y hasta quería matarlo, representando una amenaza para él,
Además, ese desconocido tenía información sobre la madre de Miro.
Y por si fuera poco, esa frase que le había dicho le dejó totalmente impactado…
Cada uno de estos factores lo impulsaba a desenmascarar a esta persona jy tenía que hacerlo ya!
Empezaba a sospechar que este enigmático no era ni Enrique ni Tania, pero ambos le parecían sospechosos.
Solo por el hecho de que Tania había dejado gatos muertos, ya no podía desligarse de toda esta situación.
Y Enrique, con sus obsesiones, estaba enamorado de Carol, lo que también lo hacía sospechoso.
Así que estaba claro que tenía que seguirles la pista a estos dos.
Pero había una tercera persona clave: ¡Caro!!
Justo en ese momento, Carol regresaba.
Aspen la observaba con la mirada entrecerrada, como si ella fuera el anzuelo para atraer al misterioso personaje. Sin darse cuenta, ya estaba ideando un plan para usarla como cebo.
Si el misterioso quería llevarse a Carol para casa como su esposa, seguro que utilizando a Carol como cebo lo atraerían…
Carol, sin tener idea de lo que él pensaba, lo veía fumar y no pudo evitar decirle:
“Los niños están en casa, si quieres fumar, ¿por qué no sales?”
Aspen no respondió, su expresión era indescifrable.
Carol, intentando tantear el terreno, dijo:
“¿Sigues pensando en lo que te dije antes? Solo era un consejo amigable, no te lo tomes a mal. Escuché a Miro decir que no son pocos los que han querido hacerte daño estos años, solo quería que estuvieras alerta. Nadie quiere usarme para matarte, yo de fijo no voy a matarte.”
Ella quería aliviar las sospechas que él pudiera tener, y evitar que se enterara de su conexión con el misterioso.
Aspen volvió en sí, recordando lo que Laín había dicho, su expresión se suavizó un poco.
Aunque no sabía por qué ella no quería admitirlo, el hecho de que le diera un consejo bienintencionado significaba que se preocupaba por él.
Por el momento, dejó de lado su plan de usarla como cebo y apagó su cigarrillo.
No la confrontó, en cambio, le dijo algo para tranquilizarla:
“Solo era una pregunta al aire, no te lo tomes a pecho.”
Él siempre había sido claro en cuanto a sus amistades y enernistades. Si ella se preocupaba por él, él quería que ella se sintiera
segura,
Como si fuera un bálsamo, sus palabras calmaban a Carol, quien inmediatamente se sintió más tranquila.
Hizo
a para respirar hondo y añadió:
“Pero, más vale prevenir que lamentar, siempre es bueno estar alerta.”
“Claro.”
De repente, el ambiente entre ellos se volvió más armonioso.
Faltaba preparar un plato de ensalada de mariscos. Carol, poniéndose unos guantes desechables, empezó a trabajar en ello.
Aspen aprovechó para indagar sobre Tania:
“¿Y tu amiga por qué no vino hoy?”
Ahora estaba más interesado en Tanía que en Enrique. Enrique era solo un sospechoso, pero Tania definitivamente tenía algo que ver con el misterioso.
Carol preguntó, “¿Hablas de Tania?”
“SI”
“Tenía cosas que hacer en el jardín de infantes esta tarde, no sé cuándo terminará.”
“Llámala a ver si ya terminó, podría venir a cenar con nosotros.”
Carol lo miró con sospecha, “¿Por qué de repente te acordaste de Tania?”
La expresión de Aspen no revelaba nada,
“Miro me contó que cuando fueron al Barrio Al Futuro, Tania fue muy amable con él. Sería un buen gesto invitarla a cenar, además, con tanta comida, sería un desperdicio no terminarla esta noche.”
Carol pensó en lo mucho que a Tania le gustaba comer, especialmente mariscos, y lo caros que eran los camarones. ¡Sería una pena desperdiciarlos!
Así que, tras dudar un momento, le hizo una videollamada a Tania.