Capítulo 460
¡Animal! ¡Fuera!” Melisa reaccionó por instinto y empezó a golpear al gallo, pero entre más lo golpeaba, más fuerte se aferraba el animal, causándole un dolor que le cambiaba el color de la cara. Grító a los sirvientes,
Ayuda! ¿Cómo es que cuidan el patio trasero, que dejan que los pollos entren al edificio principal? ¡lnútiles! ¡Unos completos inútiles! ¡Ayuda!
Justo cuando terminó de hablar, ¡entró una multitud!
Pero no erar personas, eran los pollos, patos, gansos y cerdos que criaban en el patio.
Un cerdo fuerte de más de doscientos kilos corría asustado y de un golpe lanzó a Melisa por los aires.
Melisa chocó contra la pared y cayó pesadamente al suelo.
Al segundo siguiente-
Ledo entró cabalgando al salón, seguido por toda la multitud.
Y entonces…
¡Bang!
¡Boom!
¡Crash!
Acompañado por los gritos aterrorizados de los pollos, patos y gansos, solo quedaba el ruido de cosas rompiéndose en la casa.
El coral y las piedras preciosas que acababan de comprar, ¡rotas!
Los cuadros famosos en la pared, ¡destrozados!
Los objetos antiguos en el estante, ¡completamente arruinados!
La casa estaba hecho un desastre y olía a excremento por todos lados…
Cuando Ledo y su tropa finalmente se fueron, el que fue un salón lujoso ahora parecía un vertedero.
Melisa, con el cabello enmarañado por el gallo, se sentó en una esquina mirando la devastación y gritó hasta desmayarse.
Irónicamente, cayó encima de un montón de excremento de cerdo.
Ledo no solo había causado un caos en la casa principal, sino también en el ala oeste donde vivía Ayla.
Las flores preciosas que Ayla cuidaba con tanto amor, ¡fueron arruinadas por los cerdos!
Las fotos favoritas de Ayla, ¡pisoteadas por los caballos!
Los perfumes de edición limitada y los lápices labiales de Ayla, ¡pateados por un potro… el estante de colección derribado y hecho añicos en el suelo!
Y las bolsas, zapatos y ropa de Ayla… no se salvó nada.
Eran como bandidos, dejando un rastro de destrucción a su paso.
Incluso la cama de princesa de Ayla se convirtió en el nuevo hogar de pollos, patos y gansos.
La casa Prieto estaba en total caos!
¡Qué espectáculo!
Ayla corrió a su habitación y al ver el desastre, casi se desmaya, pero una sirvienta la sostuvo a tiempo.
Ayla lloraba y gritaba,
“¡Llame a la policía! ¡Que arresten a esos desgraciados! ¡Estos muchachos lo hicieron a propósito! ¡Quiero que paguen! ¡Quiero que paguen con sus vidas!”
Ledo, al escuchar los desgarradores gritos de Ayla, sacudió la cabeza en señal de desdén.
“¡Te lo mereces por enfrentarte a mí!”
El pequeño estaba de buen humor montado en su caballo, sintiéndose victorioso.
Justo cuando planeaba ordenar a sus ‘compinches‘ arrasar con la casa Prieto, una figura alta de repente lo atrapó.
Antes de que Ledo pudiera reaccionar, fue levantado del caballo.
El hombre lo sostuvo firmemente a unos metros de distancia.
Cuando Ledo lo miró bien, su cara se oscureció por la sorpresa y la molestia.
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Capitulo 460
No era otro que Aspen.
¿Qué hacía él aquí?
A Ledo no le gustaba, y con el rostro tenso, se debatía: “¡Sueltame, no me abraces!”
“No tengas miedo, estás a salvo“, dijo Aspen en tono suave.
¿Qué quería decir con que estaba a salvo?
¡Siempre había estado seguro!
Ledo estaba a punto de discutir cuando Aspen, visiblemente enojado, le dijo a Abel,
“ilnvestiga qué pasa con estos caballos, por qué se volvieron locos de repente! ¡Controla a todos en los establos, interrógalos uno por
uno!
Trae también a Ayla y a sus padres, que estén presentes en la investigación, que respondan aquí mismo!
Quiero saber si estos caballos se volvieron locos por sí mismos o alguien los enloqueció a propósito!”