Capítulo 61 
Lectura terminada 
-Lillian, te dije la última vez que hablé contigo que fueras amable. Obviamente, no tomaste en serio mis palabras en absoluto. Te lo buscaste. No tienes ni motivo ni derecho para odiar a nadie-, dijo Christine con un odio franco en sus ojos mientras miraba a Lillian. 
Christine luego miró a Gloria y continuó, -Gloria, no necesitas ayudarla. Ella se lo merecia.. 
Lillian lloraba fuertemente. Ya no era tan arrogante como antes cuando se enfrentaba a Gloria. Agarrando la ropa de Gloria con ambas manos, suplicó, -¡Gloria, por favor! Ayúdame. Esta es la primera vez que te pido algo.. 
Gloria se quedó en su lugar sin expresión. Se divertia con las palabras de Lillian. 
-Asi es. Esta es la primera vez. Porque el jefe del Club Fittro no te creerá esta vez, aunque yo juegue tus trucos y te ayude a mentir-, dijo Gloria 
-Gloria, estás aqui para retorcer el cuchillo, ¿verdad?. 
La cara de Lillian estaba llena de dolor e indignación. Era la primera vez que conocía esta faceta de Gloria. 

-¡No esperaba que me dieras una patada cuando estoy abajo! ¡No eres más que una mujer despreciable!– expresó Lilian, molesta. Ella ya le había pedido ayuda a Gloria, pero, después de no obtener lo que queria, comenzó a insultarla por causa de su negativa. Entonces, Christine se levantó enojada y empujó a Lillian. 
Lillian cayó sobre el duro suelo, pero no se atrevió a expresar su enojo hacia Christine, lo que hizo que esta la menospreciara aún más. 
-Las personas amables tratan al mundo con amabilidad, mientras que las malas piensan que todo es desagradable. Eres como un espejo. Lo que ves te representa a ti misma. Gloria se rió. Estaba un poco indefensa, aunque no sabia de qué precisamente. 
Lillian miró a Gloria con resentimiento.. 
Gloria continuó, -Sé exactamente qué tipo de persona eres, pero aun así te salvaré el trasero esta vez, aunque realmente no quiera.. 
La razón por la que Gloria tomó esta decisión no fue porque quisiera ser una persona amable, sino porque 
tenia una creencia. 
Lillian miró a Gloria incrédula. Sus ojos estaban llenos de sorpresa, pero no de gratitud. 
-Leonard, llévame con él-, dijo Gloria. De alguna manera, aún sentía que había sido derrotada. 
El pasillo conducia directamente al ascensor. No sabia si era su mente estaba jugándole trucos o había algo más. De todos modos, en ese momento, sentía que el pasillo estaba lleno de clavos, y cada paso que daba parecia estar pisándolos. 
Gloria siguió a Leonard en silencio. 
El ascensor estaba justo frente a ellos. Leonard se detuvo, hizo un gesto de invitación a Gloria detrás de él, y dijo, -Señorita Carter, pase por favor.. 
Gloria vacilo por un segundo. No era una persona entrometida, pero aun así miró a Leonard y preguntó, 
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-Señorita Carter, el Sr. Hammond solo solicitó tu presencia-, respondió Leonard. 
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Leonard aún sostenia el brazo de Lillian. Viendo que las puertas del ascensor estaban a punto de cerrarse, Lillian gritó apresuradamente, -¡Gloria! Tienes que ayudarmel Eres la persona más compasiva que conozco. No vas a hacer la vista gorda mientras sufro, ¿verdad?. 
Leonard miró a Lillian con molestia Luego se volvió para mirar a Gloria, que va estaba en el ascensor, y 
dijo, -Señorita Carter, no le debes nada… 
Estaba insinuando que Gloria no tenía que rogarle a Patrick por el bien de una mujer tan descarada en absoluto. 
En el momento en que las puertas del ascensor se cerraron, Gloria dijo sinceramente, -Lo sé.. 
Lillian miró cómo se cerraban las puertas del ascensor, y aún quería avanzar. Murmuró para sí misma, -Me pregunto si dirá algo agradable por mi. No creo que una mujer como ella sea tan amable. Si habla mal de mi, definitivamente me vengaré de ella… 
Leonard nunca habia sentido rechazo por Lillian como hasta ese momento, Involuntariamente, aplicó más fuerza a su mano, haciendo que el brazo de Lillian le doliera. Frunció el ceño y jadeó en voz baja. 
-Duele. Sueltame.- Lillian sacudió su brazo. Quería quitarse la mano de Leonard, pero no lo logró 
-¡Callate!– Leonard dijo con disgusto. 
-Te estás pasando!– A Lillian rara vez la rechazaba un hombre de esta manera. La mayoría de los hombres simpatizaban con ella al ver lo delicada que parecía ser. 
-Si fuera tú, me callaria-, dijo Christine fríamente. -Leonard no es un invitado aqui. No se mostrará compasivo contigo.. 
Lillian no tuvo más remedio que hacer lo que se le dijo. 
Mientras veia la pantalla en el ascensor subir, Gloria pensaba en lo que Leonard le acababa de decir. 
Leonard dijo que no le debía nada a Lillian. 
Ella sabía muy bien que Leonard tenía razón. No le debía nada a Lillian. 
Lillian no era la razón por la que suplicaba misericordia al hombre al que no quería enfrentar. 
Sin embargo, no queria explicarle nada a nadie. 
Cuando las puertas del ascensor se abrieron, respiró hondo y luego exhaló profundamente. Al salir del ascensor, miró de reojo al espejo del ascensor y vio su rostro pálido. 
Quizás ante los ojos de los demás, ella había venido a Patrick a rogar por misericordia para alguien, lo cual 
по ста таn cosa. 
Sin embargo, para Gloria, era más doloroso que ser insultada por él. 
-Señor Hammond, estoy aquí-, dijo mientras entraba en el apartamento del último piso. 
No sabia por qué, pero todas las luces principales de la sala de estar estaban apagadas, y la habitación estaba iluminada solo por unas pocas lámparas de pared, que emitían una luz fria v tenue. El hombre 
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estaba sentado en el sofá de cuero junto a la ventana francesa. Sus brazos estaban perezosamente colocados en el brazo del sofá, y entre sus dedos, el resplandor carmesi del cigarrillo seguía parpadeando. 
De repente tuvo la urgencia de escapar. 
Y lo hizo retrocediendo medio paso inconscientemente. 
Mientras tanto, Patrick se rió y dijo, -Siéntate aquí. 
Patrick señaló el sofà frente a él.. 
Gloria estaba un poco sorprendida. Por un momento, no sabia qué decir. Se quedó alli en silencio. 
-Pensé que estabas aqui para suplicar por alguien, dijo Patrick. 
-Si-, respondio Gloria, caminó lentamente hacia él y se sentó frente a Patrick. 
-¿Te sentaste aqui solo porque te lo pedi?– dijo Patrick de repente, al verla sentarse. 
Gloria penso. -Tu eres el que me pidió sentarme aqui. dY ahora estás diciendo esto? Claramente me estás tomando el pelo, burlandote de mi- 
-Tú eres el jefe. Estoy en tu nomina. Así que debo hacer lo que dices-, dijo en ella en lugar de lo que antes habia pensado. 
Patrick casi se rió cuando escuchó las palabras de Gloria. 
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