Capítulo 334 
Renán estaba que echaba chispas, señalando a Kent con un dedo tembloroso. “Todo esto fue un juego tuyo desde el principio.” 
Kent se quedó callado, con una mirada siniestra y una sonrisa burlona en los labios. 
El enojo de Renán estalló y se le fue encima a Kent con ganas de agarrarse a golpes. 
Me puse delante de Kent, mirando a Renán con furia. “Renán, quien apuesta debe aceptar la derrota. Fue tu idea apostar, y perdiste.” 
Desde ese momento, lo único que quiero es que Renán se largue de mi vida para siempre. Kent me rodeó con sus brazos desde atrás, su mirada hacia Renán se volvió más fría. “Perdiste…” 
Renán apretaba los puños, sin decir una palabra. 
Como conteniéndose. 
No pasó mucho antes de que trajeran de vuelta a Yuria. 
La policía no tenía derecho a restringir su libertad. A dónde quería ir era su decisión, así que desde el principio Yuria estaba buscando excusas. 
“Alguien me dijo que el asesino me estaba buscando y que debía huir rápido, sin que nadie me viera. Esa persona me dijo que habia ropa escondida en el baño para que me 
la 
pusiera y escapara.” 
Yuria lloraba entre cortado. ‘Tenía miedo, miedo de ser asesinada y terminar como Nayra, convertida en un espécimen dentro de una vitrina.” 
Con los ojos rojos, Yuria sacó su celular y le mostró a la policia un número desconocido. “Este fue quien me mandó el mensaje.” 
“¿Y le creiste a un desconocido? ¿Y si ese era el asesino? Si no te hubiéramos encontrado a tiempo, ya estarías muerta,” la policía la regañó enojada. 
Yuria, llorando, miró hacia Renán. “Renán, ve a buscar a Nayri… Estoy muy asustada. Alguien me mandó un mensaje y le crei.” 
Yuria me echó una mirada a propósito. “Tengo tanto miedo…” 
Obviamente, estaba empezando a montar un espectáculo, tratando de culpar a Kent de todo. 
“¿Fuiste tú?” Renán miró a Kent con ira y agarró su camisa. 
“¿Cuál sería mi motivo?” preguntó Kent con calma. 

*Simplemente engañaste a Yuria para que se fuera y yo me desesperara. Luego apareces como el héroe que la encuentra y me haces apostar, todo para hacerme perder,” dijo Renán con rabia. 
Lucas suspiró impotente a un lado, y ni siquiera Elías pudo soportarlo más. 
Era claro que Renán no podía competir con Kent en astucia y argumentos. 
Kent, frente a las acusaciones de Renán, no eligió defenderse o justificarse, sino que dejó que Renán expusiera sus propios motivos. En momentos así, el que habla más, pierde 
más. 
Porque todos sabían que quien propuso la apuesta fue el mismo Renán. 
Kent simplemente aceptó seguirle el juego. 
Fue entonces cuando Renán se dio cuenta y miró a Kent con rabia. “¿Ya sabías que iba a apostar contigo?” 
Aparte de la ira, en los ojos de Renán habla sorpresa, como si finalmente se diera cuenta de lo peligroso que era Osvaldo. 
“No sé de qué hablas.” Kent me miró como si buscara mi apoyo. 
“Renán, llévate a tu salvadora y lárgate de acá. Si regresas tarde, podrías desaparecer de nuevo, dije con voz firme, apretando los puños hasta que se pusieron blancos. “Last víctimas de los asesinatos en serie siempre son encontradas en zanjas, estoy segura de que después de muerta, habrá una zanja que será perfecta para tirar tu cuerpo…” 
Me rei con frialdad, mirando fijamente a Yuria. “¿Quieres ser un espécimen en una vitrina? ¿Crees que te lo mereces?” 
Yuria se asustó, escondiéndose detrás de Renán. 
Ella me miró horrorizada y no dijo una palabra. 
“Nayri…” Igual de asustado que Yuria estaba Kent, que casi instintivamente me atrajo hacia su pecho y dijo con urgencia. “Nayri, me duele mucho la herida… ¿Podemos irnos a casa, por favor?” 
Volviendo en mi, me quedé pasmada, recordando las palabras que acababa de decir… 
Elias me miraba con sospecha, sin decir nada. 
Miré instintivamente a Helda y a Lucas, temiendo que me malinterpretaran. 
Temía que pensaran que tenía algo que ver con el asesino, especialmente porque mil Identidad como Ainara también era bastante especial.