Capítulo 331
“¿Dónde desapareció?“, preguntó Kent.
Elías se lanzó hacia él, intentando agarrarlo, pero Kent lo esquivó.
“Si hay algo que decir, dilo sin usar las manos“, dijo Kent con voz apagada.
Elías hizo un gesto de desdén y señaló hacia la pizarra que tenía el mapeo de pistas. “Yuria desapareció a las dos y media de la tarde en la Plaza IF. Antes de desaparecer, estaba de compras con Renán.”
Eran imágenes captadas por las cámaras de seguridad.
“Renán se fue antes, vino al hospital y luego recibió la noticia de la desaparición de Yuria en el centro comercial. Inmediatamente después, Renán llamó a la policia.”
Kent miró las imágenes de vigilancia. Después de que Yuria entró al baño de mujeres, desapareció de las imágenes, fue como si desapareciera de la nada y se la llevaran.
“No hay ninguna salida secreta o puerta cerca del baño, y las cámaras no captaron a ninguna persona sospechosa, ni a Yuria saliendo. Ya investigamos a todo el personal de limpieza, nadie vio a Yuria“, dijo Elias con voz grave.
Renán bufó con desdén. “¿Eso es todo lo que puede hacer la policia?”
“Tú eres el que tiene el talento, ¿cómo dejaste a tu zorrita sola en el centro comercial? La llevaste de compras, le compraste lujos, ¿la consentias tanto? Inútil.” Helda rodó los ojos. “En el futuro, no te metas con Nai… con Ainara. Me da náuseas verte.”
Renán miró a Helda con ira, intentando decir algo, pero lo detuve. “Sr. Hierro, lo importante ahora es encontrarla.”
Renán gruñó y me explicó. “Jeje, Yuria estaba ayudándome a elegir un regalo para ti. Me dijo que debía reconquistarte, que debía darte algo que te gustara…”
Fruncí el ceño, indicándole a Renán que no continuara.
Renán aún quería explicarme algo, pero Kent, de forma infantil, me atrajo hacia su pecho. y me abrazó, lanzando una advertencia a Renán con la mirada. “Ella es mia, una mujer casada, ¿qué derecho tienes a cortejarla? Sinvergüenza.”
Kent hablaba con mucha seriedad, lo que hizo reír a Helda..
Yo también quería reír, pero estaba enojada y haciéndole la ley del hielo, así que no queria hacerle caso.
Kent me miró con una cara de cachorro abandonado. “Nayri, estamos casados legalmente. Él intenta seducirte, no es una buena persona, es inmoral.”
Renán apretó los dientes, parecía a punto de estallar de la ira que Kent le provocaba.
18
“Oye“, intervino Elías, visiblemente frustrado. “Deja el romance para después, ¿puedes? Ayúdame a encontrarla primero, si Yuria tiene un accidente bajo mi vigilancia, ¡tendré que ir a dirigir el tráfico con Lucas!”
Alli, Lucas, que estaba muy tranquilamente fuera de servicio, arqueó las cejas y se balanceó en su asiento. “La brigada de tráfico te da la bienvenida.”
Elías ignoró a Lucas.
Kent echó un vistazo a las cámaras de seguridad y murmuró. “No está muerta, se fue por su propia cuenta.”
“¿Qué quieres decir?“, preguntó Elías, también mirando atentamente las cámaras. Ya había revisado esas imágenes muchas veces.
“Minuto 38 con 47 segundos, pausa ahi“, indicó Kent.
Elías manipuló el video y en las cámaras apareció congelada la imagen de una mujer con cabello largo, vestida con ropa común de una mujer de mediana edad y con un sombrero. “Esa es Yuria“, afirmó Kent con convicción.
Era Yuria, ella misma había cambiado de atuendo y se había ido por su cuenta.
Así que no había asesino que la hubiera drogado y llevado lejos. La dirección inicial de la investigación había sido errónea. “Es posible que el asesino ni siquiera haya actuado, esto era un plan de la propia Yuria.”
Elías frunció el ceño. “¿Cómo sabes que esta es Yuria?”
“Por los dedos. Los dedos de Yuria son delgados y largos, pero se vistió de formal anticuada y con ropa holgada a propósito. Además, adelanta el video, no hay registro de esta mujer entrando al baño.” Kent solo necesitaba una mirada para recordar.
Esa era probablemente la parte aterradora de ser un genio.
“¿No eres tú el genio del grupo de expertos? ¿No puedes hacerlo?“, provocó Lucas a Elías. Elías, sintiéndose un poco avergonzado, bufó. “Mi especialidad está en otras áreas, no en
esto…”
“Está bien, no desperdicien la fuerza policial. Sr. Hierro, su pequeña flor de loto se escapó por su cuenta.” Helda rodó los ojos con desprecio.
Renán frunció el ceño. “¿Así nomás van a cerrar el caso? ¿Y si la amenazaron? ¿De dónde sacó la ropa para cambiarse? Seguro que alguien la intimidó, la obligó a ponerse esa ropa y a irse por su cuenta. Ella es de las que se asustan fácil, capaz y simplemente hizo lo que a la persona?”
le dijeron. ¿Acaso no deberían primero asegurarse de encontrImplemente hizo