quisiera matar al lider de los malandros. ¿como Iban a 
devolverle las cosas? 
“Pull” Al final, no pudo más y vomitó sangre, sosteniendo la cadena se desmayo sobre el suelo de cemento manchado de sangre. 
Qué trio. 
Miró al cielo gris. “Nayri… Kent tiene frio.” 
En la puerta del colegio. 
Ainara, al salir de clases, miró cuidadosamente a su alrededor. 
Temia que esos malandros la persiguieran, que la molestaran. 
Caminaba esquivando, tratando de evitar a esa gente. 
Pero apenas salió del colegio, olló un fuerte olor a sangre en alguien. 
Levanto la vista asustada y se encontró con los profundos ojos de Kent. 
Quizás para no asustarla, Kent llevaba guantes y le entregó la cadena y el dinero, y luego se fue. 
Ainara abrió la boca, pero al final no pudo gritarle nada. 
Ainara se fue, a casa. 
Capitulo 27 
A la casa de otro hombre. 
Lo olvidó por completo, se enamoró de otro. 
Él se escondió en el callejón, soportando el dolor mientras se quitaba los guantes con los dientes, 
Con las manos quemadas, ¿cómo podría llevar guantes…? 
Cada vez que se quitaba los guantes, era como si se desgarrara su piel… 
Pero tenia miedo de asustar a su Nayri. 
“Nayri, vayamos juntas después de la escuela.” 
Ese día, Ainara tenia amigos para volver a casa. 

“Últimamente los alrededores del colegio están tan tranquilos, esos malandros desaparecieron, qué 
raro.” 
Ainara se detuvo en la entrada del callejón, mirando hacia atrás. 
No sabía qué estaba buscando, qué queria ver. 
“Ainara, esos malandros que te molestaban han desaparecido, Dios es justo“. 
Ainara sonrió y miró hacia la esquina. 
En ese rincón, Kent se escondia, sumido en la oscuridad, protegiendo a su Nayri. 
“Si la tocas otra vez… te mato.” Kent, con voz ronca, pisoteó a uno de los malandros bajo sus ples. 
El malandro huyó, llevando a un grupo a emboscar a Kent. 
Finalmente, en el lugar donde aparecia Ainara, lo encontraron a él. 
“Allá están peleando, Nayri, vámonos rápido, eso da demasiado miedo.” 
“¡Nayri! Alguien fue asesinado alli, vámonos rápido.” 
Las piernas de Ainara se entumecieron, miró hacia atrás, hacia la esquina del callejón. 
Solo vio un charco de sangre oscura, brotando lentamente. 
“Vamos, Nayri, deja de mirar el alboroto.” 
En el callejón. 
Kent se apoyo en la pared, con las manos colgando sin fuerza, la foto carnet de Ainara en su palma se empapaba en sangre. 
“Nayri…Afortunadamente, te olvidaste de mi…” 
“No estés triste…” 
“No mires atrás, no pienses en mi…”