Capítulo 221
“¿Se fue?” frunci el ceño, ¿qué diablos estaba tratando de hacer Renán?
“¿Te buscó?” preguntó Helda.
“No, yo estaba en…” Ahora vivo en una villa que Kent alquiló por fuera, Renán no tendría cómo encontrarme aquí. ¿Será que… fue a la familia Linares?
“¿Crees que podría haber ido a la familia Linares?” Salté de la cama y me puse los zapatos de un tirón. “Mejor que no se muera en la puerta de la familia Linares, qué mala suerte sería.”
Colgué el teléfono y tanto Helda como yo nos dirigimos hacia la familia Linares.
Efectivamente, en la puerta de la familia Linares, vi a Renán que apenas podía mantenerse en pie.
¿Qué se le pasaba por la cabeza? En lugar de recuperarse en el hospital, ¿venía a buscarme?
Renán estaba pálido como un papel y en el momento en que me vio, no pudo sostenerse más y se apoyó en la pared. “Nayri…”
¿Me llamó Nayri?
Este tipo está loco, otra vez buscando un reemplazo.
Fruncí el ceño. “Renán, si te vas a morir, por favor no lo hagas en la puerta de mi casa.”
Renán, haciendo un esfuerzo, se acercó a mí y de repente me abrazó con fuerza. “Nayri… lo siento.”
Me aparté de él como si hubiera recibido una descarga eléctrica, y lo miré con furia. “¿Estás loco o qué?”
Renán cayó al suelo, su herida se volvió a abrir y su camisa se empapó de sangre.
“No debería… haber dudado de ti.” Parecía convencido de que yo era Nayra, al igual que Kent, ambos buscaban algo a lo que aferrarse.
“Te has confundido de persona.” Dije con voz grave.
“Sé que eres Nayri… Cuando me estaba muriendo, vi a Ainara” susurró Renán como si estuviera loco.
Me quedé helada por un momento, luego me acerqué a él, alarmada. “¿Qué dijiste?”
¿A quién dijo que vio?
“Ainara…” Él también parecía dudar, como si todo hubiera sido un sueño.
Pero estaba obsesionado
con la idea de que su sueño era la realidad.
Nayra no había muerto, había renacido en Ainara.
Respiré hondo y miré a mi alrededor de forma instintiva.
“Quizás solo fue un sueño.” La voz de Renán era ronca. “Al menos, déjame compensarte…”
Quería decir que, fuera o no Nayra, quería compensar el daño que le había hecho a Nayra en mí.
Para ser honesta, eso me repugnaba.
“Nayri… cree en mí, lo que Osvaldo te pueda dar, yo también puedo.” La mirada de Renán era ardiente, extendió su mano hacia mí en un gesto de pánico. “Nayri, vuelve conmigo, ¿sí? Si tienes que utilizar a Osvaldo… también puedes utilizarme a mí.”
Parecía estar suplicando.
Suplicando que lo utilizara.
Me burlé y di un paso atrás.
Cuando yo era completamente sumisa a él, cuando habría dado mi corazón si me lo pedía, me esquivaba como si fuera venenosa, y ahora suplicaba a una mujer parecida a mí que lo utilizara.
Todo para compensar la deuda que tenía conmigo.
Qué bajo.
*Renán, eres patético.” Dije con voz firme, viendo cómo se acercaba Lucas con Helda. “Creo que debería ser internado en un psiquiátrico, está confundiéndome con Nayra.”
Helda me miró con complicidad y preguntó en voz baja. “Dime, ¿Nayri realmente lo habría superado si siguiera viva?”
“Ja, como si fuera idiota, si no lo superara, ¿querría morir unas cuantas veces más?” Dije con sarcasmo.
Helda sonríó y de repente me abrazó con fuerza.
Me quedé desconcertada. “¿Qué… qué haces? No somos tan amigas.”
“Creo que eres bastante buena y quiero ser tu amiga” Helda me tendió la mano.. “Hola Ainara, vamos a empezar de nuevo, me llamo Helda y soy la mejor, mejor, mejor amiga de Nayra.”
Dijo que éramos las mejores, mejores, mejores, y que las cosas importantes se deben decir tres veces.
Sonreí y tomé su mano.
Viviendo de nuevo, no solo debo protegerme, sino también a los amigos que más me importan.
De hecho, justo antes de morir, juré que si tuviera otra oportunidad, yo, Nayra, solo me preocuparía por aquellos que se preocupan por mí, solo amaría a quienes me amaran.