Capítulo 160
Lucas estaba perdiendo el control, desde que ocurrió el primer asesinato hasta el momento, prácticamente no había logrado dormir más de tres horas por noche. El asesino estaba desafiando a todos, a la policia, a él, a la sociedad entera, para Lucas, no importaba por qué el criminal había matado a tantas personas: simplemente merecia morir.
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El chico fue llevado lejos y yo me quedé apoyada contra la pared, sintiéndome un poco perdida, Nacho arrastraba al joven mientras pasaban a mi lado; nuestros ojos se encontraron. El joven abrió la boca como si intentara decirme algo, yo trunci el ceño, confundida, ¿me estaba hablando a mi? ¿Qué quería decirme? ¿Nos conociamos acaso?
“Este muchacho debe haber sido influenciado por alguien, ¿verdad?“, murmuré para mi misma.
Lucas estaba apoyado contra la pared, golpeándose la frente con desesperación, se podia ver su dolor. Si no atrapaban al asesino, la gente seguiria muriendo. Se sentia culpable y se estaba reprochando, lleno de irritación decia: “Debi, debi haber llegado antes. Debimos encontrar a Nayra antes, el doctor dijo que incluso un dia antes, ella habría tenido una oportunidad de sobrevivir“, y un puñetazo de Lucas impactó la pared. haciendo sangrar su mano.
Me acerqué para detenerlo, pero no sabia cómo consolarlo. Él se dirigió a la zona de fumadores y encendio un cigarrillo, mientras que Kent y yo nos quedamos en la puerta, en silencio.
“¿Quieres?”, Lucas le ofreció a Kent.
Kent negó con la cabeza: “Fumar es muy dañino para la salud“.
Lucas soltó una risa amarga: “Entonces, voy a fumar un par más para calmarme“.
Kent hablo de nuevo: “Si saben que es dañino. ¿por qué las fabrican y aún lo producen? ¿Dónde esta el origen?“.
¿Dónde estaba el origen del mal? Las manos de Lucas se congelaron mientras encendia el cigarrillo y luego levantó la vista, mirándolo.
Kent le estaba recordando que, desde el principio, la dirección de la investigación había sido equivocada. La policia siempre estaba ehfocada en el asesino y las victimas, pero entender por qué el asesino mataba era la clave. Ya que el asesino habia fallado con Yuria, debian aprovechar esa oportunidad para seguir la pista y subir por la cadena, encontrar el llamado “Origen del mal“.
Salimos del hospital a las cuatro y media de la madrugada.
El cielo empezaba a clarear, pero aún era sombrio. La oscuridad antes del amanecer era lo que menos me gustaba, habla un silencio mortal que causaba pánico sin razón.
Yuria estaba traumatizada, y después de ser sedada, finalmente se calmó. Desde afuera, decian que me burlaba de ella, que disfrutaba de su desgracia. Y si, me estaba burlando y disfrutando de su desgracia, pero todavia no me sentia satisfecha del todo, queria que ella experimentara el peor dolor del mundo, y todavia no era suficiente.
Al salir del hospital, en el estacionamiento vimos a un niño de unos ocho o nueve años. Era muy delgado, pálido y claramente tenia la nariz sangrando, con la cara manchada por limpiarse descuidadamente, el niño se acercó a Lucas y le suplicó entre lágrimas: “¿Puedes devolverme a mi hermano, por favor?“.
Obviamente, era el hermano menor del joven que acababan de llevarse.
“Por favor“, el niño seguia llorando, mientras la sangre le brotaba de la nariz. “Todo era por mi“.
Capitulo 160
Lucas sacó un pañuelo y le limpió la nariz al niño. Una agente de policia se acercó corriendo para explicar. “Lucas, este es el hermano del joven, tiene leucemia, acabamos de verificarlo, ese muchacho y este niño son huérfanos, nadie los ha adoptado y han estado viviendo en la calle, sobreviviendo principalmente de lo que el mayor podia robar“.
Lucas miró al niño, frunciendo el ceño se agacho: “¿Tu hermano siempre te ha llevado a robar para vivir?“.
El niño negó con la cabeza: “Mi hermano no me dejaba robar“.
Lucas se quedó en silencio, mirando hacia abajo, quizás pensando en los gritos histéricos del joven diciendo: “¿Qué saben ustedes? Ustedes que juzgan desde su moralidad y critican la vida de los demás“.
“Cuida de él“, Lucas le dijo a la agente y se alejo.
Yo también estaba a punto de irme, cuando escuché al niño decirme en voz baja. “Ainara, hermanita Ainara“. Me detuve en seco, sorprendida al ver al niño, ¿realmente la conocia? ¿A Ainara?