Capítulo 15:
Al ser rechazada por Julian en el pasado, Emelia siempre se sentía triste, incluso se aborrecía por completo.
Pero ahora a Emelia ya no le importaba, no vivía para ella, y no había necesidad de preocuparse por su evaluación de ella.
Incluso si era inútil a sus ojos, en realidad no importaba.
Así que directamente le ignoró, cogió el pañuelo que había elegido y se marchó.
Julián se quedó quieto y se sintió desatendido por completo.
Observó su grácil y esbelta figura con los ojos entrecerrados. Se burló en su fuero interno, preguntándose cuánto tiempo podría seguir fingiendo.
Ella le había dicho que lo amaba y le había rogado que estuvieran juntos. Así que él no se creía que ella hubiera abandonado por completo esos sentimientos en sólo un año.
Media hora más tarde, el taxi de Emelia llegó a la mansión Hughes. Eligió deliberadamente reunirse con el abuelo Hughes al mediodía de un día laborable para evitar a Julian.
Según lo que Emelia sabía de Julian, solía visitar al abuelo los fines de semana.
Además, estaba bastante ocupado y siempre almorzaba en la empresa los días laborables.
El abuelo Hughes le pedía con entusiasmo que se quedara a comer y ella estaba a punto de aceptar la invitación cuando oyó el ruido del motor de un coche.
Entonces entró Julian con sus largas piernas y Emelia se puso de pronto de mal humor.
Se volvió para mirar al abuelo, que esquivó su mirada y rió tímidamente.
Emelia comprendió al instante lo que le rondaba por la cabeza al abuelo Hughes, que deliberadamente la citó con Julian a mediodía.
Se sintió un poco impotente. ¿Por qué molestarse? Llevaban un año divorciados.
¿Aún esperaba que ella reavivara su amor por Julian?
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Por no mencionar que Julian no pensaba en esto en absoluto. Ella no quería volver a cometer el mismo error.
Un matrimonio sin amor había herido no sólo su corazón, sino también toda su pasión por la vida.
Después de ver a Emelia, Julian parecía ligeramente sorprendido y triunfante.
¿Qué le dijo? Que esperara a ver cuánto tiempo podía fingir.
Pensó que se estaba haciendo la dura y que finalmente había conseguido reunirse con él de esta manera. Después de todo, el único que estaba de acuerdo con que estuvieran juntos era el abuelo Hughes en toda la familia.
Entonces se acercó y le preguntó: «¿Por qué estás aquí?».
El abuelo le lanzó una mirada feroz y le pidió que se callara.
Emelia hizo caso omiso de la fría cara de Julian, sonrió amablemente al abuelo y le dijo: «Ya que el regalo está entregado, me iré primero. Gracias por tus cuidados durante este año».
No es que Emelia no oyera la insatisfacción y el desprecio en sus palabras. Probablemente pensó que había venido para acercarse a él, así que añadió deliberadamente la última frase para apagar su complacencia.
El abuelo se apresuró a pedirle que se quedara y le dijo: «No es nada fácil que hayas venido. Come conmigo antes de irte».
Emelia rechazó cortésmente: «Lo siento, abuelo. Tengo otras cosas de las que ocuparme». Luego se alejó sin mirar atrás.
El abuelo Hughes gritó tembloroso de rabia: «Hace mucho tiempo que no quiere tener ninguna relación con nosotros. Fui yo quien estuvo en contacto con ella durante todo un año.
«Ella dijo que vendría hoy, así que la llamé y la obligué a venir, sólo para crear una oportunidad para que ustedes se conocieran.
«No estoy seguro de lo buena chica que es Yvonne Sullivan. ¡Emelia es la mejor chica de mi corazón!
«No tienes que decirme nada y sabes lo buena que es en el fondo de tu corazón.»
El abuelo regañó a Julian y luego se marchó enfadado con su bastón. No quería lidiar más con su arrogante nieto.
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