Capítulo 28
“¿En serio?, no ensucies el camino de su reencarnación, carajo”, Helda dijo débilmente, luchando por ponerse de pie. “Renán, te vas a arrepentir, cuando veas la verdadera cara de la mujer que tienes en tus
brazos”.
Yo estaba detrás de Helda, con la voz ronca empecé a hablar: “Renán, los que traicionan a los que les han dado su corazón, se van a tragar mil agujas”,
Renán, evitando el contacto visual, desvió la mirada: “La verdad se sabrá en la boda, pasado mañana lo entenderán todos”, aún creia que no había muerto.
Al salir de la comisaría, el soltó la mano de Yuria, su figura se veia desolada.
“Renán…”, al verlo así, Yuria lo apoyo, temiendo que se golpeara contra la puerta de metal.
Renán la tranquilizó con un gesto de su mano: “No es nada, tranquila”.
“Renán, ¿piensas que podría ser posible que algo le haya pasado a Nayra?”, Yuria le preguntó con baja, casi tanteando.
No sé por qué los segui, tal vez era el deseo de verlos hechos pedazos.
“¡Imposible!”, Renán perdió el control de repente, gritándole a Yuria. “Ella no va a morir!”.
Voz
Yuria se asustó y palideció. El, dándose cuenta se llevó una mano a la frente: “Lo siento, Yuria, vuelve a casa, tengo cosas que resolver”.
“Renán, ella está en tu corazón, ¿verdad?”, Yuria le preguntó con los ojos húmedos.
“Renán, aclara las cosas”. Viendo que él se marchaba Yuria lo siguió llorando. “Dijiste que solo veías a Nayra como una hermana, ¿qué es lo que te asusta? Si ella muriera, ¿no sería mejor? Asi no nos molestaría más”.
no fruncido: “¡Ella no va a morir! En nuestra boda,
Él se detuvo bruscamente, se giró y la miró con el pasado mañana, seguro que aparecerá, estoy seguro”
“¿Y si no lo hace?”, Yuria le preguntó con un hilo de voz.
“No, ella vendrá”, Renan parecia estar obsesionado, repitiendo que yo aparecería.
Yo los observaba con una sonrisa irónica, ¿quizás crea un poco que yo estaba muerta? ¿Qué loco se arrancaría las uñas de las manos para colocarlas sobre el cuerpo de otra persona? Además, sabía q yo gritaba al solo ver un insecto, por lo que, mucho menos sería capaz de matar, él no estaría tan loco como para pensar que yo era la asesina de una serie de crimenes.
Renán dejó a Yuria que se fuera con el chofer y él se alejó caminando solo en la noche. Lo segui,
observándolo con ironia.
“Si yo muriera, ¿no deberías sentirte aliviado?”, mi voz era ronca, sabiendo que él no podia oirme.
Pero él se detuvo de repente, se giró y luego, con desilusión, continuó su camino, frotándose la frente. sin fuerzas, sacó su móvil y abrió el chat de WhatsApp conmigo, era la primera vez que veía su móvil, y sorprendentemente tenia mi chat fijado, qué irónico. ¿Temia no poder encontrarme cuando quisiera humillarme?
“Has ganado, Nayra”, Renán mandó un mensaje con voz ronca. “Vuelve y cancelaré la boda con Yuria”, se apoyo en la pared, como si me estuviera concediendo un favor, o tal vez sintiendo lástima..
Probablemente los diez dedos mios que habían encontrado realmente lo habían asustado.
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*Capitulo 28
Lo observé con sarcasmo, parada frente a él: “Cuando te amaba tú me empujaste al abismo, Renán, tú
me mataste”.
El seguía mandando mensajes, pero yo ya no podia responderle.
Yo ya estaba muerta y nadie podía salvarme y la desesperación que sentía, en comparación con estar viva, no era nada.
Todavía recordaba la mirada de desprecio de él, el día que supo que estaba enamorada de él.
“Te veo como una hermana, nuestra familia Hierro te ha dado de comer y vestir, ¿y tienes estos pensamientos sucios hacia mi?”, y rasgó mi carta de amor, mirándome con reproche. “Concentrate en ‘tus estudios, antes de entrar a la universidad, no quiero verte involucrada en romances juveniles”.
En ese momento, la mirada de Renán era verdaderamente desesperante. La verdad era que él no tenia ni idea que, en el mismo momento en que él rompió mi carta de amor, yo ya lo había soltado. Era él, quien no podia dejar ir lo que pasó hacia tiempo, no podía soltarme; si yo andaba con algún chico, él me humillaba, si algún muchacho me declaraba su amor él me difamaba. Por mucho tiempo estuve dudando, pensando si de verdad era tan mala como para que él me odiara tanto.
[Nayra, ¿dónde diablos estás?!”, Renán estaba frustrado y gritaba en la oscuridad. “¡Ya, por favor! Nayra, ganaste, ¿okay? Ganaste, lo lograste, ¡carajo! Lograste asustarme, vuelve, por favor, vuelve]
Renán estaba agachado en el suelo, mandando mensaje tras mensaje para que volviera. Y yo, viendo su figura patética, no pude evitar soltar una risita.
¿Qué era eso? ¿Miedo? ¿Ahora venía con eso? De repente, me invadió las expectativas, las ganas de ver su cara del día que encontrara mi cuerpo.
La expectativa de ver su expresión cuando se enterara de que Yuria fue quien me mató, de cuando Renan supiera toda la verdad, cuando descubriera que no fui yo quien empujó a esa mujer maquiavélica por las escaleras, que nunca le hice daño a nadie, y que, al contrario, ellos eran los que me acosaban en secreto.