Capítulo 60
Después de dejar a su ‘mejor amiga‘ en la comisaría, Soraya volvió a la mansión y se llevó todo lo que Romina había pedido prestado a la
protagonista original: las joyas y bolsos de marca. Para rematar, dejó todas las pertenencias de Romina, incluso su ropa y cosas usadas, tiradas frente a la puerta principal.
Si todo iba según lo planeado, no pasaría mucho tiempo antes de que Tania sacara a Romina de la comisaría. Entonces, cuando ésta última regresara, lo único que encontraría sería un desastre total.
Con el ánimo por las nubes, Soraya regresó a casa tarareando una canción, pero Cristián no estaba y su hijo estaba durmiendo la siesta. Fue el mayordomo quien le informó que él había ido a la casa antigua.
‘¡Rayos! ¿Cómo pude olvidar algo tan importante? Hoy Isidoro y su familia vendrían a la casa antigua, y también el primo con su pareja, ¿cómo iba a perderme un evento tan movido?‘.
El bombardeo de pensamientos de ella dejó al mayordomo con dolor de cabeza, quien rápidamente le envió un mensaje a Cristián.
Soraya subió a su cuarto, se cambió por un vestido largo y elegante, se maquilló de forma sutil, soltó su cabello sobre los hombros y, con unos tacones, condujo directamente a la casa antigua.
En la mansión Fuentes.
Al recibir el mensaje del mayordomo, Cristián tuvo que actualizar su imagen de ella. Esa mujer sí que sabía cómo actuar; no solo recuperó todo lo que le había dado a Romina, sino que también la dejó en la comisaría, hecha un desastre. Lo que más lo sorprendió fue que había tirado todas las pertenencias de Romina, como si fueran basura, frente a la mansión. Eso era lo que ella llamaba cobrar con ‘intereses incluidos‘.
Después de recibir el mensaje sobre la llegada de Soraya, guardó su móvil.
En el salón, Isidoro e Iris, junto con la abuela, reían y charlaban. Él se sentó al lado de la abuela, observando de reojo a Alex Fuentes y a la chica que estaba a su lado. Jovita, sentada junto a Alex, lucía un vestido largo de
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color marfil con un cárdigan color caqui y su cabello ondulado caía sobre su espalda, su rostro radiante esbozaba una sonrisa tímida.
La abuela, curiosa, preguntó: “Alex, ¿qué tal te llevas con la Srta. Ríos?“.
Alex miró a Jovita con ternura y respondió satisfecho: “Bien. La Srta. Ríos es todo lo que había esperado“.
La abuela se dirigió a Jovita: “¿Y tú, Srta. Ríos? ¿Qué opinas de Alex? Aunque parece un buen chico, ha sido muy mimado. No te dejes engañar por su apariencia tranquila; desde pequeño ha sido un manojo de problemas. Aunque deseo lo mejor para ustedes, es importante que ambos estén seguros antes de tomar una decisión tan importante como el matrimonio. Piénsenlo bien, porque es un compromiso para toda la vida“.
Alex se sonrojó: “Abuela, ¿cómo puedes decir eso en frente de todos?“.
Jovita sonrió con timidez: “Abuela Nieves, estoy muy contenta con Alex. Es el hombre más divertido y encantador que he conocido, mis padres también lo adoran“.
La abuela se mostró preocupada por dentro, pensando que, si Jovital realmente fuera una especie de espíritu, y se había fijado en Alex, podrían tener problemas. Isidoro, tratando de aligerar el ambiente, dijo: “Madre, gracias a ti Alex ha cambiado para mejor. Desde que conoció a Jovita, se ha vuelto más responsable y está más motivado en el trabajo“.
A lo que la abuela, con una sonrisa forzada, añadió: “Alex simplemente ha madurado, es natural querer prosperar cuando se tiene a alguien especial
en la vida“.
Después, la abuela le preguntó a su nieto mayor: “Cristián, ¿hoy viniste solo? ¿Dónde está Soraya?“.
Al oir mencionar ese nombre, la familia de Alex frunció el ceño. Isidoro dijo con desdén: “Mamá, ¿para qué mencionas a esa loca en un día como hoy? Solo sabe causar problemas y vergüenzas todo el tiempo. Si viene, solo va al ser para hacer el ridículo.
Alex también mostró su descontento: “Abuela, por favor no la deje venir, me preocupa que termine influenciando mal a Jovita“.