Capítulo 53
‘Así no tardaré mucho en acabar, ¡y entonces le daré una patada en el culo a ese hombre perro y viajaré por el mundo con mi fortuna del divorcio en
mano‘.
Chispita, comentó: “Esa idea no está nada mal, te veo futuro“.
Cristián, mientras abrazaba a su hijo, se enfrió un poco más al escucharla, ¿así que todo lo que hacía por su hijo lo veía como una tarea? Había pensado que ella trataría bien al niño sinceramente, pero evidentemente para ella, hasta su propio hijo era un medio para alcanzar un fin; su corazón, que se había ablandado esa mañana con la vuelta de Soraya, se desmoronó completamente con sus verdaderas intenciones.
Chispita interrumpió: “¡Vaya, vaya! Host, el nivel de desprecio hacia ti acaba de subir 10 puntos“.
*¿Qué? ¿Otra vez? ¡Pero si no he hecho nada! ¡Carajo, este hombre cambia de opinión más rápido que el clima!“.
Cristián, sin querer escucharla insultándolo, contuvo su ira y llamó a la niñera: “Felisa, ven a cargar a Mateo“.
Felisa salió apresuradamente de la habitación contigua: “Claro, señor. Vamos, pequeño“.
Cuando ésta se acercó, Soraya tomó a su hijo de los brazos de Cristián: “Mejor lo hago yo. Felisa ha estado bastante ocupada este último año, merece descansar. De ahora en adelante, yo me encargaré de Mateo. Felisa, te has esforzado mucho, gracias“.
La niñera, claramente abrumada por el gesto, intentó restarle importancia: “Oh, no ha sido nada, el niño es muy bueno“.
Felisa, de 36 años, era una mujer de rostro amable y cuerpo redondeado, de estatura media, y siempre hablaba con suavidad, era fácil llevarse bien con ella. Soraya sonrió: “No te preocupes, Felisa, considera esto tu casa. Mi amor, voy a llevar a Mateo abajo para desayunar“.
‘Ah, Felisa es un amor. Según el guion, después de que Mateo muere en un
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accidente, ella se encarga de todo, desde recoger su cuerpo hasta
comprarle una tumba y visitarlo anualmente hasta su propia muerte. Lo trató como si fuera su propio hijo. En esta vida, tengo que asegurarme de devolverle el favor“.
Cristián, sin poder ocultar su sorpresa, dijo: “Este año realmente hemos dependido mucho de Felisa. Es mil veces mejor para Mateo que tú, que solo sabes meterte en problemas“.
Soraya asintió de acuerdo: “Lo sé cariño, por eso ahora quiero hacer todo lo posible por mi hijo y darle a Felisa el descanso que merece. Amor,
deberiamos aumentarle el sueldo, triplicarlo“.
¡Felisa casi salto del susto! ¡Triplicar su salario! ¿La señora sabia cuanto ganaba ella al mes?
Sin pensarlo, Cristian asintió: “Definitivamente, merece que le tripliquemos el sueldo. Que sea efectivo desde hoy y que el bono de fin de año también sea el triple“, con eso último, se dirigió hacia el elevador.
¡Felisa, a trabajar duro!“, Soraya, sonriendo, bajó las escaleras con su hijo, dejando a Felisa absolutamente atónita. Con un sueldo triple, estaría ganando 150,000 al mes. ¡Y el bono de fin de año también triplicado seria de 300,000! En un año era mucho dinero ¡Dios mio! En un año podría comprarse un apartamento en el centro de la ciudad, la repentina fortuna la dejó completamente aturdida.
Abajo, justo cuando Cristián salía del elevador, Soraya se dio cuenta de algo alarmante: ‘Oh por Dios, ¡casi se me olvida algo muy importante! Hoy vuelven mis suegros y el abuelo Raúl del extranjero. Su vuelo se encontrará con una turbulencia severa, terminando en tragedia. No, tengo que pedirle ayuda a mi tío Valentín. Valentín también regresa de un viaje hoy, pero en un vuelo diferente. Tengo que hacer que impida que el abuelo se suba a ese avión, aunque la original fuera algo problemática, Valentín siempre fue muy bueno con ella y muy protector. Sé que, si le pido ayuda, no me la negará“.