Capítulo 4
“Alguien que venga y se lleve a la señora, empaqueten sus cosas y mándenla fuera de aquí, ya!“.
¿Acaso no sabia qué clase de persona era Soraya? Si el terminaba con ella en la cama ese día, ¿quién sabía cómo se volveria loca mañana? Además, estaria condenado a ser objeto de sus burlas por el resto de su vida. Sus plernas estaban inútiles, ya no podia ponerse de pie, ¿ella creia que él aún podía hacerla revolcar de pasión en la cama como antes? ¡Jajaja, por tres días y tres noches!
Ella realmente no perdia la oportunidad de humillarlo, nunca olvidaba recordarle que ahora era un inválido.
Soraya, furiosa, dijo: “Quiero ver quién se atreve a entrar“, confiada en la arrogancia del personaje original, su grito hizo que los guardaespaldas afuera no se atrevieran a moverse. Después de decir eso, agarró a Cristián por el cuello de la camisa y, con una actitud dominante, lo levantó, él media más de metro ochenta.
Luego, con el mismo aire de dominio, dijo: “Tú eres mi esposo, ¿qué tiene de malo que quiera dormir contigo? ¿Es eso un crimen? ¿Qué si te doy algo para animarte? Si a mi no me da miedo quedarme sin fuerzas, ¿a ti qué más te da si te duele la espalda?“.
Total, el personaje original era temerario, asi que ella ni se molestaba en fingir, simplemente se mostraba tal cual.
Cristián estaba furioso, entre dientes le dijo: “¡Sueltame! ¡Mujer descarada!“, incapaz de mantenerse en pie, él se asustó cuando fue levantado de repente, ella sabia lo que estaba haciendo? La persona que no paraba de pedirle el divorcio en ese momento queria estar con él. Y, ¿cómo era que de repente tenía tanta fuerza?
El trato de soltarse, pero Soraya era sorprendentemente fuerte, y él no podia moverla ni un poco, esa acción lo golpeó como un rayo. ¡Esa mujer no era Soraya! Pero antes de que pudiera pensar más, ella lo llevó al dormitorio como si llevara un pollo y lo arrojó sobre la cama. Luego, sin esperar a que él reaccionara, se lanzó sobre él: “Mi amor, esta noche te trataré como a un rey, asi que simplemente acéptalo“.
En su vida anterior, ella habia sido la mejor agente de una unidad de fuerzas especiales, asi que levantar a ese hombre era pan comido. Solo era una pena que, siendo tan joven, había sido diagnosticada con una enfermedad terminal y habia muerto sin cura.
“Tu… tú…“, Cristián estaba con los ojos abiertos como platos, sin entender cómo Soraya de repente tenia la fuerza para llevarlo a la habitación, cuando su boca fue sellada por un beso suave. Intentó empujarla, pero la mujer sobre él era como un pulpo, y él, bajo los efectos de la droga, finalmente perdió la razón.
En la cama, la ropa volaba por el aire, y Soraya, como una bandida, dejó al hombre sin nada. Ella no esperaba que él, una vez desnudo, tuviera un cuerpo tan impresionante, y se le hizo agua la boca, apretó los músculos de Cristián y le dijo: “Wow, amor, tus músculos están super duros, y estas lineas, ¿cómo haces ejercicio? (Y esto, es tan grande! Solo me pregunto cómo será en acción, déjame tocar un poco…”
Cristián, sorprendido y furioso a la misma vez, dijo: “Mujer loca, ten cuidado, ¿quieres matar a tu propio esposo o qué?“.
Soraya, entre avergonzada y lastimada, dijo: “¿Qué tiene de malo tocar un poco? No va a pasar nada. Además, es la primera vez que tomo la iniciativa, no sé cómo… Bueno, necesitamos algo de un juego previo, ¿qué tal si tú…? No, no, olvidalo, tus piernas no están bien, tú quédate ahi, mejor lo hago yo“.
Cristián estaba completamente aturdido por sus palabras atrevidas. Soraya, insatisfecha con su silencio, dijo: “Amor, pon de tu parte, dame una pista, ¿qué hacemos ahora?“.
Él la volteó y la besó, luego, jadeando, le susurró al oído: “Será mejor que mañana no te arrepientas de lo que hiciste esta noche. ¡0 si no!“.
Soraya, con un fuerte deseo de sobrevivir, dijo: “¡No me arrepentiré, no me arrepentiré!“.
“Ay, aunque quisiera arrepentirme, ya no podría. Mi vida ahora está en tus manos‘.
Cristián, pensando que ella temia su venganza, sonrió con desden, asi que esa mujer audaz también tenía sus miedos?
Fuera, las hojas de los árboles calan con el viento, y la luna se escondia timida entre las nubes. Y poco después, en la habitación resonó una música que la hacia sonrojar y acelerar el corazón. El guardaespaldas que estaba afuera escuchando lo que sucedía dentro, casi se quedó boquiabierto, solo pudo pensar. La señora sigue siendo la señora, tan fiera como siempre“.