Capítulo 260
“Mamá, no quiero casarme con una florem para tenerla de adorno. Además, Paloma ya estuvo con Ciprio, me parece sucio
¡Plaf!
Irene, furiosa, le soltó una cachetada.
“¡Qué inútil eres! Una mujer solo tiene que traerte beneficios. ¿Qué más da con quién haya estado? Soraya ya está casada, y aún así tú te rebajaste a estar con ella. Paloma ni siquiera se ha casado con Ciprio, ¿por qué tú no puedes? La familia Valle ya no es lo que era antes. Nuestros negocios van de mal en peor. Estar con Tania solo te traerá beneficios a corto plazo, pero Paloma puede ofrecerte ventajas a largo plazo. Eres un miope, no sabes ver más allá.”
Tiziano, con la cara torcida y pasándose la lengua por los dientes, contestó: “No importa lo que digas, esta vez no voy a hacer lo que me dices. Soraya y Paloma no son lo mismo, Soraya era fácil de engañar, Pero con Paloma, me arriesgo a perder a Tania.”
Dicho esto, giró sobre sus talones, sin mirar a Irene, y salió del cuarto.
“Ah, ingrato!” Irene, con la cara distorsionada por la ira, grité: “Eres un caso perdido. Te lo he explicado todo y sigues obstinado, empeñado en esa cualquiera. Si no sigues mi plan, iya verás cómo te arrepientes! ¿Tania, eh? ¡Ja! Mientras yo respire, nunca entrarás a la familia Peralta.”
Cuando Tiziano salió al patio, se encontró con Ciprio, que regresaba con su prometida.
Al ver la marca de la cachetada en su rostro, Ciprio no pudo evitar una sonrisa sarcastica, “Vaya, otra vez te han golpeado. ¿Y por qué esta vez, eh? Déjame adivinar.”
Ciprio, de apariencia distinguida, se paró a contraluz, haciendo que su silueta se elongara bajo la luz tenue, dándole un halo casi dorado.
“¿No seria por mi prometida, verdad? ¿Tu novia se sintió eclipsada por el estatus de mi prometida y te tomó a ti como blanco de su frustración? Tsk, tsk, tu madre siempre con las mismas, compitiendo per cualquier tontería. Ya casi estás en los treinta, y aún así ella no deja de humillarte. A veces hasta me das pena. Tener una madre tan superficial y ambiciosa debe ser duro.”
Los comentarios despiadados hicieron que Tiziano se pusiera pálido y luego rojo de ira, pareciendo aún más enfadado. Conteniendo su furia, dijo: “Hermano, mejor preocupate por tu propia boda. Si no, mamá podria terminar organizándola, y eso si que seria una sorpresa para ti.”
Tras decir esto, se fue. No era tanto un aviso para Ciprio como una manera de proteger a Paloma. Paloma venia de una familia más poderosa que Tania, pero los hombres de la familia Villarroel no eran fáciles de tratar. Tener que estar siempre alerta era agotador, y ni siquiera casarse con Paloma aseguraría su apoyo inmediato.
Cipria observó a Tiziano alejarse, sin tomar en serio sus palabras. Irene queriendo sabotear su boda era lo de menos; si se atrevía, el mismo se encargaría de ella. Si no fuera por su padre protegiéndola, ya habria echado a esa mujer venenosa de la casa. No entendia cómo su padre podia estar tan cegado.
A la 1:30 de la madrugada, Cristián ya estaba en el aeropuerto.
En la salida del pasillo VIP; Cristián estaba sentado en una silla de ruedas, revisando el reloj cada pocos minutos.
Estaba pensando en lo sorprendida que estaria Soraya al verlo justo al salir del aeropuerto.
Imaginándose su expresión de asombro, Cristián no pudo evitar sonreir ligeramente