Capítulo 238
Donato soltó una carcajada desenfrenada. Se acercó y puso un pie sobre la cabeza de Efrén “Primo, deberias agradecerme por dejarte vivir todos estos años. Mira lo bueno que soy contigo. De vez en cuando, te traigo noticias sobre la vida de Paloma. Ah, y sobre tu hija. Tsk, tsk, ha sido acosada en la escuela durante tres años. ¿Y quién crees que hizo la buena acción de denunciarlo hace unos días? Alguien lo reportó. Arrestaron a los maestros ya las familias de los acosadores. Mi empresa sufrió grandes pérdidas por eso. Ahora que tu hija ya tiene 15 años, ya es toda una señorita. Es hora de que empiece a traemme beneficios. Esta noche, cuando vuelva, ¿qué tal si la envio a algún lado para obtener algo a cambio? La niña es muy linda. Estoy seguro de que si la entrego a algún jefe para que la estrene, podría conseguir un gran negocio.”
Efren, aplastado en el suelo, se lleno de ira hasta el punto de tener los ojos inyectados en sangre. Yacia alli, apenas respirando, sin fuerzas ni siquiera para sostenerse. Su cuerpo ya estaba destrozado, y el último golpe de Donato casi lo manda al más allá. Había sobrevivido hasta ese momento albergando la esperanza de un dia poder ver a su esposa e hija, soportando humillaciones y sufrimientos durante años. Si pudiera, le encantaria acabar el mismo con Donato. Pero ahora, temiendo que realmente pudiera hacerle algo a su hija, suprimió su odio y rogó: “Donato, despues de todo, es tu sobrina. ¿Como puedes llegar a esto? Si tienes algo contra mi, dale, pero deja en paz a madre e hija. Te lo ruego. Haz conmigo lo que quieras, pero no les hagas más daño.”
Incapaz de buscar venganza o ayudar a Paloma y su madre, lo único que podía hacer era suplicar a la bestia frente a él. Donato levantó el pie. “Ah, pero si hace un momento querias acabarme,” djo Efrén, dejando a un lado toda dignidad, “estaba equivocado en enfurecerte. Por favor, olvida lo que paso. Puedes torturarme como quieras, no me resistiré. Solo te pido que las dejes en paz.”
En seno?” Donato sotto una risa fria “Bueno, viendo cómo ruegas, por ahora dejaré en paz a tu hija. Ve y bebe lo que hay en esa esquina. Si lo haces prometo no tocarlas. Y el bebé que Paloma espera, tampoco lo tocaré por ahora. Te daré buenas noticias cuando nazca.”
Efren mir el balde negro en la esquina, sintiendo nauseas solo de pensar en lo que Donato le pedia. ¡Este monstruo no tenia limites! Donato soltó una nsa burlesca al verlo inmovil. “Vamos, dijiste que harías cualquier cosa. ¿Ahora te vas a echar para atrás por algo tan insignificante? No me digas que hasta te das asco a ti mismo.”
Lera, con asco, intervino: “Ya basta, Donato. Ya es suficiente por hoy. No quiero acabar vomitando. Mira cómo está, apenas puede respirar. Si hace lo que le pides, seguro se muere, y te quedarás sin alguien a quien torturar.”
Donato miró la hora y asintió. “Está bien, por hoy ya es suficiente. Con lo de hoy, tendrá para recuperarse un buen rato. Vámonos, hace tiempo que no pasamos una noche juntos. Esta noche te trataré como te mereces hasta el amanecer.”
Leira, ansiosa porarse, fue la primera en dirigirse hacia la escalera plegable. Después de salir del sótano, plegaron la escalera, colocaron una tapa ventilada en la parte superior y movieron la vieja cama a su lugar original, ocultando la entrada al sótano donde Efrén quedaba atrapado, un hombre de unos cincuenta años, victima de sus tormentos.
Cuando los vio salir, se apurd en traer agua para que se lavaran las manos.
Normalmente, todo lo relacionado con comer, beber, e ir al baño de Efrén, estaba a cargo de este señor mayor
Pero Donato les habla advertido
Dyo que no debian ser demasiado amables con Efrén.
De todas formas, el señor mayor no era precisamente una buena persona.
Capitulo 239