Capítulo 218
En el suelo, habla diez chicas, todas luciendo bastante jóvenes pero vestidas de manera muy madura.
Con maquillaje excesivo y ropas provocativas, parecian sacadas de alguna subcultura alternativa.
Alver a Lluvia, por fin entendieron por qué hablan sido atrapadas.
Después de que Diana llevó a Lluvia arriba, Cristián dijo con voz fría, “Primero, llévenselas al sótano. Si tanto les gustaba encerrar a Lluvia en el cuartito oscuro, ahora les toca probar su propia medicina. Que sientan lo mismo que ella. Lo que le hicieron a Lluvia, háganselo a ellas. Que vivan en carne propia lo que es estar ahí encerradas.”
Esas chicas de corazón negro habían atado a Lluvia, tapado su boca y encerrado en el almacén de la escuela. Habían puesto cucarachas, ratones, serpientes y escorpiones allí para aterrorizarla toda la noche. No la soltaron hasta antes de que los demás estudiantes llegaran a la escuela al día siguiente. Después de pasar una noche de terror, Lluvia estuvo enferma por una semana. Pero esas culpables seguían yendo a la escuela como si nada, e incluso continuaban intimidando a otros estudiantes.
Se comportaban con tal descaro porque sus padres eran directores de la escuela y donaban mucho dinero cada año. Así que, la escuela prácticamente hacia la vista gorda ante sus acciones
Al escuchar las palabras de Cristián, las chicas empezaron a sacudir la cabeza frenéticamente, esperando que les tuviera piedad. Habían intimidado a Lluvia durante tres años y ni siquiera sus padres habian intervenido. Incluso hablan ido a pedir colaboraciones con sus padres, alimentando su arrogancia. Pensaban que podian hacer lo que quisieran con Lluvia, tratándola como un juguete para su entretenimiento. Pero Cristián ignoró sus súplicas y continuó, “Esto es solo el principio. Cada uno debe pagar por sus acciones. Siendo tan jóvenes y ya capaces de cometer actos tan malvados, sus padres no les han enseñado nada Es más, los están empoderando para que sean peores, dejándolos hacer lo que quieran. Eso no es quererlos, es destruirlos, Piensan que por tener dinero pueden hacer lo que les plazca. Pero cuando salgan al mundo real, solo cometerán errores más grandes, lastimando a más gente y convirtiéndose en una plaga para la sociedad.”
Crecidas entre algodones y acostumbradas a hacer lo que querian, siempre habían sido ellas quienes intimidaban a los demás. Nunca hablan sentido lo que era ser oprimidas de esta manera. Mirando a Cristián con rabia, como si pudieran hacerle agujeros con la mirada y con una ferocidad en sus rostros que parecia gritar “Vas a pagar por esto!“, se velan como lobeznos acorralados.
Sin embargo, los guardias, siguiendo las órdenes de Cristian, las llevaron al sótano, y después de abrir cuatro bolsas, cerraron la puerta detrás de ellas. Las criaturas que conocían muy bien serpientes, ratones, cucarachas y escorpiones se esparcieron por el sótano, escalando sobre ellas. El miedo que sintieron fue completamente diferente al que provocaron La excitación y el placer de intimidar a otros se convirtió en un terror absoluto al estar en el lado receptor. Por más valientes que creyeran ser, el miedo las paralizó, haciéndolas orinarse encima. Incapaces de gritar con la boca sellada, el pánico y la desesperación se apoderaron de ellas mientras sentian esos repugnantes seres arrastrarse sobre sus cuerpos. Atadas de pies y manos, solo podian moverse torpemente en el suelo, acurrucándose juntas, horrorizadas ante la sensación de esos bichos sobre ellas. Con los ojos desorbitados y el cuerpo temblando, no podian hacer nada para evitar que esos seres repugnantes se les acercaran.
En ese momento, finalmente comprendieron lo que Lluvia habia sentido al ser intimidada por ellas: el miedo, la desesperación, la sensación de estar completamente sola. Ellas al menos tenían compañia, pero Lluvia habla estado sola en ese oscuro almacén, enfrentándose a la peor de las pesadillas.
Cristian habia preparado todas esas cosas sin veneno alguno, solo quería darles un susto.
Aún no había perdido la cordura como para hacerles daño a esps niños.
Pero la lección que tenia que dar, aún estaba pendiente.