Capítulo 214 
Avelina acababa de empezar a trabajar en Grupo Cabrera y, debido a que no tenia un titulo suficiente, solo podía hacer trabajos menores, como recados y servir café y agua. Hoy, un compañero la habia acusado falsamente y su jefe la había regañado duramente. 
Al mediodía, con el corazón apesadumbrado, subió al techo para tomar aire y nunca imaginó que encontraría a Lluvia contemplando el vacio, pensando en saltar. 
Le gritó de inmediato: “Oye, chica, es peligroso! ¡No avances más!” 
Pero Lluvia no le hizo caso y siguió adelante, haciendo que el corazón de Avelina se acelerara. 
“¡Para, por favor! ¿Qué te atormenta tanto? Háblame, tal vez te pueda ayudar. No hay mal que por bien no venga. ¡Eres joven, la vida apenas comienza y tienes un futuro brillante por delante! (Vuelve aqui!” 
Mientras hablaba, Avelina llamó a la policia, intentando acercarse a Lluvia. Pero, jay Dios!, la chica ya estaba sobre la barandilla. Un paso más y caeria. Y era un edificio de más de veinte pisos…. 
Al escuchar a Avelina acercarse, Lluvia se detuvo y la miró. Su cara era una máscara de indiferencia, sus ojos, un pozo de desesperación. 
“No te acerques más.” 

Avelina intentó razonar con ella: “La vida es larga y, aunque a veces duele, no podemos rendirnos fácilmente. Tienes el coraje para enfrentar la muerte, ¿por qué no usario para seguir viviendo?” 
Lluvia miró al cielo, pero solo vela oscuridad. Las imágenes de ser acosada, humillada y despreciada por todos, incluso por sus padres, la ahogaban. 
“Estoy cansada, quiero que todo termine.” 
“No, no pienses asi. La vida puede ser hermosa. Mira, dijo Avelina, mostrando las cicatrices de su brazo. “He sufrido mucho, pero nunca pensé en rendirme. Porque sé que hay cosas bellas que aún no he descubierto.” 
Lluvia permanecía inmutable. 
“Tu situación puede ser dificil, pero mira, aqui estoy, enfrentando la vida con una sonrisa a pesar de todo.” 
Lluvia, sin embargo, parecia decidida: “No es lo mismo. Tú tienes razones para vivir, yo ya no encuentro ninguna.” 
Al ver que Lluvia se inclinaba peligrosamente, Avelina palideció. “No hagas nada de lo que te puedas arrepentir! La esperanza se construye, no se recibe.” 
Intentó acercarse, pero Lluvia la detuvo con un grito: “Te dije que no te acerques!” 
Avelina, con el corazón en la mano, frenó. “Está bien, me quedo aqui. Pero, por favor, escucha mi historia antes de hacer algo. Tal vez cambies de opinión.” 
Avelina sabia que tenia que mantener a Lluvia hablando hasta que llegara la ayuda. Sin esperar respuesta, comenzó a contarle su propia historia, esperando tocar el corazón de Lluvia y salvarla de tomar la decisión más trágica de su vida. No estaba tratando de dar lástima, simplemente queria motivar a esta chica que pensaba en renunciar a la vida. Quería que valorara su existencia. 
Después de que Avelina compartiera lo que había pasado, Lluvia observó las cicatrices que se entrecruzaban en su cuerpo. Resulta que las heridas de esta hermana mayor fueron causadas por su padre adoptivo. Ella sonrió suavemente y dijo: “Tu y yo, después de todo, somos diferentes. Tú, al menos, tienes una madre adoptiva que te ama. Tienes una razón para seguir viviendo. Y yo. Solo soy el sacrificio de sus intereses 
No es que su madre no supiera lo que estaba pasando. Es que eligió ignorarlo.