Capítulo 206 
Herminio casi se partió de risa cuando Soraya le dijo que lo iba a salvar. Si Soraya Intervenía, él sabía que no tenía de qué preocuparse. Con las habilidades que Soraya tenía, hasta con los pies podia mantenerlo a salvo si se lo proponía. 
Al entrar en la casa, Herminio no dejaba de atender a Soraya, ofreciéndole todo lo que podía. 
“Oye, prueba esto. Es jugo de maiz que hice yo mismo, dulcecito. ¿Te gusta?” 
Y ahí estaba Herminio, colocando el jugo frente a Soraya con una pajilla para que fuera más fácil tomarlo. 
Tras darle un sorbo, Soraya dijo: “Está bueno, me gusta.” Luego, lo miró con suspicacia: “¿Qué tramas con tanto detalle, eh? Si te pasas de lindo, algo buscas.” 
Herminio se puso nervioso. ¿Por qué Soraya desconfiaba tanto? Intentó sonar despreocupado. 
“Te estás haciendo ideas. Solo quería agradecerte por haberme salvado. Esto es lo mínimo que puedo hacer, estando en tu casa.” 
[Buen chico, parece que si tiene algo de decencia. No desperdiciaré mis esfuerzos en salvarte.] 

“Escuché que salvaste a una chica hace poco y la trajiste aquí. ¿Dónde está? No la he visto.” 
Para Herminio, eso era cosa del pasado. “Se fue ayer. Se mejoró y se marchó.” 
Y volvió a la carga: “Dijeron que te gustan las cosas picantes. Cuando vuelva de la misión y te hayas recuperado, te invito a comer lo que quieras. Hay unos lugares nuevos muy buenos. Te van a encantar.” 
Soraya se iluminó de solo pensar en la comida. “Mejor que cumplas, ¿eh?” 
Herminio aseguró: “Claro que sí. Te vas a deleitar con lo mejor de la ciudad.“. 
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Soraya ya se imaginaba disfrutando de toda esa comida, con una cerveza fría para acompañar. 
Herminio casi soltó la risa. Soraya era feliz con tan poco. Luego, Herminio sacó pecho: “No te preocupes por el dinero. Aunque no trabaje en una oficina, me va bien. Pero, claro, junto a mi hermano, lo mío no es nada. Él sí que es un magnate. Con él no te faltará nada.” 
Soraya ni escuchó lo de la fortuna de Cristián. Solo pensaba en la comida. [Tengo que asegurarme de que a este tonto no le pase nada.] 
Cuando Herminio se preparaba para irse, Soraya le prometió un amuleto de protección. Después de que ella subiera, Herminio le preguntó a Cristián sobre el amuleto, claramente emocionado. Cristián, un poco celoso porque antes no había recibido uno, solo dijo: “Ella los hace.” 
Herminio, sorprendido: “¿Ella sabe hacer eso?” 
Cristián no quería entrar en detalles, especialmente recordando que él no había tenido uno. Herminio, aún confundido, no entendía la actitud de su hermano. Pero bueno, ¿quién iba a quejarse si Soraya podía hasta atrapar fantasmas? 
Soraya bajó las escaleras con un amuleto de protección en mano, cuando los vio a ellos dos, hermanos, murmurando entre sí. Movida por la curiosidad, preguntó: “¿De qué están hablando?” 
Herminio se levantó de prisa: “¿Nosotros? Nada en especial. El hermano mayor estaba preguntando si deberíamos ir a buscar a Mateo.” Al pensar en su hijo, Soraya sonrió: “Sí, hace una semana que no lo veo.”