Capítulo 149 
Justo como había sospechado. 
Soraya, con la esperanza de llevarse una buena tajada de la fortuna tras el divorcio, 
preguntó: “Entonces, ¿cuánto tiempo tomará recuperar las pérdidas de la compañía con la colaboración con Smith?” 
Ella sabia que la protagonista original había ofendido a un montón de clientes importantes de la compañía. 
Pero nunca imaginó que las consecuencias serían tan graves. 
[¡Maldición, sin dinero! 
Si me divorcio, ¿cómo voy a obtener una buena parte de la fortuna? 
Sin ese dinero, ¿cómo voy a viajar por el mundo? 

¿Cómo voy a conquistar a los jovencitos?] 
Cristián, haciendo un esfuerzo por no reír, dijo con calma: “Dependerá de cuánto beneficio puedan generar los productos que fabriquemos. 
Los chips son un artículo de lujo y la competencia en el mercado es feroz. 
Toda inversión tiene sus riesgos. 
Podría ser un año, dos años, tres años. 
O quizás, ni siquiera recuperemos la inversión.” 
Estas palabras tan ambiguas enfurecieron a Soraya. 
Pero ella solo sabía pelear y moverse en los bajos mundos, no tenía idea de cómo manejar un negocio. 
No podía entender cómo era la situación de la empresa, incluso si la tuviera delante. 
Soraya se puso de pie, claramente frustrada y cambió de tema, “¿No dijeron que el mayordomo traería el almuerzo a mediodía? ¿Cómo es que aún no ha llegado?” 
Cristián dejó de teclear. “Comiste más que yo en la mañana, y ya estás hambrienta.” Soraya se tocó el estómago y dijo sin filtro, “Yo digiero rápido. No como tú, que estás estreñido y pasas días sin ir al baño.” 
La cara de Cristián se ensombreció. 
Esta mujer era realmente muy vulgar y desagradable como siempre.. 
Con un tono molesto, dijo, “Deberia estar por llegar.” 
“Cuando estabas durmiendo, él llamó para decir que habia tráfico y se retrasaria.” 
Justo después de sus palabras, el mayordomo llegó apresurado con la comida. 
Al entrar a la habitación, se disculpó: “Señor, señora, lamento mucho la espera. El tráfico me retrasó, Mañana traeré el almuerzo más temprano.” 
Soraya, con una sonrisa amplia, respondió: “No hay problema, lo importante es manejar con cuidado.” 
Después del almuerzo, y esperando que el doctor llegara, Soraya fue a cambiar su 
medicación. 
Cuando regresó, Nayra y Demetrio habían ido a visitarlos. 
Al verla, Nayra la abrazó cariñosamente. “Qué malos son, sufren un accidente, se hospitalizan y ni siquiera nos avisan.” 
Si no fuera por Demetrio, que mencionó su accidente, ella seguiría sin saber nada. 
Desde aquella noche de borrachera, aceptó a Soraya como su cuñada. 
Sin importar lo que Soraya pensara de ella, Nayra quería acercarse y sacarle más confidencias. 
Soraya, incómoda con su afecto, se acercó a Cristián y se apoyó en él descaradamente. 
Al verla acercarse a Cristián, Nayra ya no se atrevió a abrazarla y rápidamente se enderezó. 
Con una sonrisa, Soraya dijo: “¿Para qué te aviso? ¿Para que vengas a ser la tercera en 
discordia?” 
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Nayra, sin palabras, replicó: “Vengo de buena fe a visitarlos y me tratas como a un estorbo. Además, con esa mano tuya envuelta como un tamal, ¿qué pueden hacer ustedes dos?” 
Soraya respondió descaradamente: “Aunque no pueda usar la mano, todavía podemos besarnos. ¿No me crees? Mira esto.” 
Y sin más, besó a Cristián en frente de ellos. 
Cristián, sorprendido por el beso repentino, sintió cómo sus orejas se calentaban. 
Esta mujer, siempre tan impulsiva y sin consideración por el momento. 
Rápidamente apartó la cabeza de Soraya. “Compórtate frente a Nayra y Demetrio.” 
Soraya, con una sonrisa pícara, preguntó: “Entonces, ¿si no están ellos puedo comportarme como quiera? ¿Qué tal en la cama esta noche? ¿La tuya o la mía?” 
“¡Tú, tú, tú…!” Nayra estaba impactada por su desfachatez. 
Su cuñada siempre hablaba sin pensar. 
¿Acaso no sabía en qué situación estaban? 
Una dama de una familia respetable siempre debe ser comedida y elegante en público. 
Cristián le tapó la boca a Soraya. “Modérate un poco, no vayas a corromper a Nayra.” 
Soraya, con la boca cubierta, parecía inocente. 
¿Acaso necesitaban que ella los corrompiera? 
Si esos dos casi rompen las sábanas, ¿qué más podria enseñarles? 
Miró hacia Nayra y Demetrio. 
Dios mio. 
Sin querer, notó que Demetrio tenía una sombra oscura sobre su frente, rodeado de un aura 
de muerte. 
[¡Caramba! 
“¡Chispita, sal ya!” 
Demetrio, este hombre con un destino de desamorado, ¿no había ya cambiado su suerte? 
¿Cómo es que ahora está envuelto en un aura de muerte, como si le quedara poco tiempo. 
de vida?