Capítulo 121
El amor en sus ojos era tan intenso que, si Nayra no hubiera descubierto ya su verdadera naturaleza, quizás se habría dejado llevar por completo por ese hombre descarado.
Genaro estaba lleno de expectativas. Había hablado con tanto corazón que pensaba que Nayra, la ingenua, estaría tan emocionada que diría: ‘Genaro, no necesito tu dinero. Te amo por quién eres, no por lo que tienes. Y no solo eso, sino que cuando nos casemos, voy a transferirte las acciones que mi hermano me dio para que tu negocio crezca aún más‘.
Si eso pasara, sería el ganador más grande de la vida. No solo tendría una bandera roja en casa, sino también banderas de colores ondeando por fuera. Lo más importante era que se convertiría en uno de los jóvenes más ricos de la capital. La familia Cervantes también era poderosa en la capital, pero comparada con la familia Fuentes, estaban a años luz de distancia. La familia Cervantes había estado en declive durante años, casi fuera del circulo de los poderosos. A pesar de las apariencias, estaban a punto de caer, casi no podían aguantar más, ¿cómo iba Nayra, con su cabeza llena de amor, a estar a su nivel si no fuera por tratar de aferrarse a la familia Fuentes como un salvavidas? Si la Nayra enamorada del pasado hubiera escuchado sus palabras, definitivamente habría hecho justamente eso. Paral ella, el amor lo era todo. Mientras pudiera estar con la persona que amaba, el dinero no importaba. Pero ella, con la mente ya clara, ¿cómo no iba a ver la avaricia en los ojos de ese
hombre?
Ella fingió estar a punto de llorar conmovida: “Genaro, eres tan bueno conmigo. Soy tan afortunada de tenerte a mi lado. ¿Qué tal hacemos esto? El próximo viernes es el cumpleaños número 70 de tu abuelo, ¿verdad? Definitivamente estaré allí, vestida para impresionar, y dejaré que todo el mundo en la capital sepa que no me casaré con nadie más que contigo. Ese día, te daré una sorpresa que nunca olvidarás“.
Al escucharla, Genaro estaba eufórico: ‘Jajaja, sabía que, si decía eso, esta mujer estaría conmovida. Jajaja, el próximo viernes, la sorpresa que me dará debe ser ese 10% de las acciones. Antes, estaba preparada para darme su marca de ropa solo por mi. Si no fuera por mantenerla estable, esa marca ya estaría en mis manos‘.
Él contuvo la alegría de ese momento y dijo casi fríamente: “Entonces está bien, ya que mi hermano mayor me ayudará, estoy tranquilo. Cuando vuelva, recuérdale que me ayude. Nayra, te amo, de verdad quiero llevarte pronto a casa“.
Al decir eso, la abrazó profundamente, listo para besarla. Pero Nayra, incapaz de soportarlo, lo empujó, fingiendo timidez: “Estamos en la entrada de la compañía, ¿qué pasa si alguien nos ve? Mejor voy a trabajar ahora, te contacto por la noche“, y dicho eso, sin mirar la cara agrietada de ese hombre, se apresuró a entrar en la empresa.
Genaro, después de estabilizarse y pensar que ella había huido por vergüenza, sonrió complacido: “Jajaja, está tonta. Con solo un poco de dulzura, queda totalmente encantada“.
Capitulo 121
En un coche no muy lejos, Soraya, que había visto toda la escena, sonreía como un zorro. “Tsk, tsk, Nayra sí que sabe actuar. Ahora que ya no está cegada por el amor, ha mejorado mucho“.
Se giró hacia Cristián: “Cariño, ¿qué crees que deberíamos preparar para el cumpleaños de Antonio la próxima semana en ayuda de Nayra?“.
Ambos habían regresado de Florisol la noche anterior. Pero debido a un grave accidente en el camino, se demoraron y llegaron a la capital al amanecer. Cristián, viendo esa sonrisa, sabía que ella planeaba algo travieso, pero pensando en cómo su hermana había sido engañada por ese sinvergüenza, decidió hacer la vista gorda. Si las cosas se salían de control, él limpiaría el desastre: “Lo que quieras preparar está bien, no me meteré“.
Soraya sonrió aún más: “Eso dijiste, así que, si rompo el cielo, ¡tienes que ayudarme a arreglarlo!“.
‘¡Jajaja! ¡Cristián ha aceptado! Ah, el viernes va a ser un día inolvidable. Quiero hacerle un gran regalo a Nayra para la familia Cervantes, ¡de esos que los mandan directo al cielo!“.