Capítulo 114 
Cristián apenas movió sus ojos; Diana detuvo su mano con la cuchara en el aire y Fernando, que acababa de dar un sorbo a su sopa, casi se ahoga de la sorpresa. Los tres miraron de reojo a Soraya, tratando de actuar como si no hubieran escuchado nada. 
El mayordomo sirvió la sopa de la señora con su habitual compostura. Ya estabal acostumbrado a esos comentarios explosivos por parte de la señora de la casa, ya nada podía sorprenderlo. 
Soraya miró la sopa roja y picante con cierta desconfianza hacia su suegra: ‘¡Esto no es normal! ¿No es que a mi suegra no le caigo bien? ¿Cómo es que de repente tiene este gesto amable y pide que preparen mi sopa picante favorita? Como dice el dicho, cuando la abuela te da dulces, es porque algo trama, ¿será que tiene una trampa para mí, que quiere envenenarme y así darle a su hijo una nueva esposa?“. 
Al escuchar eso, Diana se enfureció. Esa mujer estaba loca, justo cuando decidió tener un detalle amable, jella sospecha lo peor! ¿Acaso parecía una suegra malvada? Si no fuera porque antes Soraya era tan insoportable, ¿habría tantas quejas hacia ella? Pero considerando los esfuerzos recientes de ésta por cambiar, Diana decidió tener este detalle, y en ese momento resultaba que podía tener de malas intenciones. Sintiendo cómo la acusaban injustamente y sin poder defenderse, se sintió frustrada. 
Pero el siguiente pensamiento de Soraya la tranquilizó: “Bueno, no importa, soy una curandera excepcional, aun si hubiera veneno, no podrían matarme. Ay, anoche me drogaron y pasé toda la noche con mi esposo, interrumpiendo mi tratamiento. Esta noche no puedo permitir más interrupciones, podría afectar la recuperación de sus piernas, necesito hacer que se recupere lo antes posible. Así será menos complicado coquetear con él. Si no hay terceros, podré tenerlo para mi sola en cualquier momento. Ah jaja, se enamorará primero de mi cuerpo y luego de mi, eso es seguro; pero si voy a Florisol, no podré regresar estal noche, y tampoco puedo retrasar su tratamiento, pero necesito ir a Florisol, ¿qué hago?“. 
Al escuchar que su hijo podría recuperarse, Fernando y Diana casi saltaron de la emoción. Ambos miraron las piernas de su hijo. Fernando tosió ligeramente: “Cristián, ¿no dijiste que hoy irías a Florisol? ¿A qué hora sales?“. 
Al escuchar eso, Soraya se iluminó, Qué coincidencia, ¿verdad? ¿Él iba a Florisol ese día? 

“Amor, ¿vas a Florisol? ¡Llévame contigo! Nunca he estado allá, ¿podrías mostrarme un poco del mundo?“. 
Cristián no tenía esperanzas en que ella pudiera curar sus piernas. Así que respondió: “No“. 
Soraya, aferrándose a su brazo, le rogó con voz melosa: “¡Por favor, amor, llévame contigo! Seré buena y no te molestaré alli“. 
Esa voz melosa hizo que a él se le erizara la piel; se zafó de ella: “Habla normal, ¿te mordiste la lengua?“, preferia su estilo desenfadado; de pronto verla tan melosa era demasiado. 
Viendo que no lograba convencerlo, Soraya se desanimó: ‘Pff, qué insensible. Si no me lleva, 
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iré sola‘. 
Después del desayuno, en lugar de ir a la oficina, Cristián cambió de planes y se fue a Florisol. Y, por supuesto, Soraya fue tras él en secreto. 
Él sabía que ella lo seguiria, pero no dijo nada. 
En el apartamento de Demetrio, cuando Nayra despertó y vio el lugar desconocido, se sintió confundida. Hasta que se movió y sintió algo extraño en su cuerpo, lo que le cambió el rostro de inmediato; miró hacia abajo, horrorizada. ¡Madre mia! ¿Qué había pasado? ¡Estaba desnuda! 
“¡Ahhhh!“, Nayra grító. 
Ese grito sobresaltó a Demetrio, que estaba en la cocina preparando el desayuno; dejó el fuego a un lado, olvidándose de la espátula, y corrió al dormitorio: “¿Qué pasa? ¿Qué pasa? Nayra, ¿tú…? Yo… eso…” 
Al ver a Nayra envuelta en la sábana, con los hombros desnudos y pálida como un fantasma, Demetrio sintió un pinchazo en el corazón. Vestido con una camisa blanca y pantalones de traje, llevaba puesto un delantal y aún sostenía la espátula, pareciendo un niño grande que no sabía cómo manejar la situación. Aunque ella terminó en esa situación por haber bebido demasiado y alguien le hubiera dado algo en su bebida, el hecho de que él la tocara era innegable, a aunque su intención original fuera salvarla. Aun así, no podia sentirse completamente seguro sobre lo sucedido. 
Al verlo, Nayra sintió un alivio en su corazón, agradecida de que fuera él. Recordando cómo en su vida pasada él había muerto por amor a ella, las lágrimas brotaron de sus ojos de inmediato. Por suerte, su cuñada estaba alli, por suerte, aún había tenido tiempo. 
Demetrio, pensando que ella estaba triste y afligida, mostró una sombra de tristeza en su mirada.