Capítulo 106 
Cristián escuchaba las palabras de Soraya sin inmutarse. 
Aunque el proyecto de 20 mil millones era tentador. 
No le faltaba dinero. 
No estaba tan desesperado como para vender su dignidad por beneficio. 
[Ay, esperar a que este hombre tome la iniciativa de mostrar amor es perder el tiempo. 
¡Mejor me encargo yo! 
Ayudaré a que consiga el contrato por mi cuenta, a ver si así disminuye su aversión un poco.] Soraya dejó la comida a un lado y se acercó a Cristián por detrás, abrazándolo por el cuello frente a Smith y luego le plantó un beso en la cara. 
“Amor, yo también voy. Ni siquiera almorcé por traerte la comida.” 

Cristián, que no tenía la cara dura de ella para mostrar afecto delante de otros, especialmente estando en silla de ruedas, lo encontraba aún más incómodo. 
Agarró la mano de Soraya y le susurró al oído. 
“Compórtate.” 
Intentó alejarla, pero Soraya lo abrazó más fuerte, sin soltarlo. 
Eh, para tratar con hombres como él, solo funcionaba tener la cara dura. 
Hay un dicho que dice: cara dura, barriga llena; cara timida, se queda con hambre. 
Si al principio no hubiera sido tan descarada, probablemente ni siquiera habría tocado el 
borde de la camisa de Cristián. 
El Sr. Smith los miraba sonriente. 
Los dos juntos, uno empujando y el otro abrazando fuertemente, parecían estar coqueteando. 
“Tu pareja es muy vivaz. Mi esposa también era asi de joven, siempre me seguía a todas partes. La juventud es maravillosa, llena de energia.” 
Soraya preguntó con una sonrisa, “¿Y tu esposa? ¿Por qué no la veo?” 
Se apoyo completamente sobre el hombro de Cristián, seguro de que él no se enfadaria delante de Smith. 
Cristián efectivamente estaba enojado, pero tuvo que cooperar con su actuación. 
Smith dijo, “Ella amaneció sintiéndose mal del estómago y se quedó descansando en el hotel. Planeamos regresar a casa mañana. Antes de venir aqui, ya habíamos acordado 
colaborar con otro cliente. Este viaje a México tomó más tiempo de lo esperado, debido a un imprevisto, pero estoy muy agradecido de que el Presidente Fuentes nos haya salvado a mi y a mi esposa. Este favor lo recordaré siempre. Si el Sr. Fuentes necesita algo en el futuro, solo tiene que decirlo.” 
Cristián sonrió cortésmente, su expresión fría como siempre. 
“Salvarte fue cosa del destino, Sr. Smith. No tienes por qué preocuparte.” 
Smith sonrió, “En México hay un dicho, por un favor se devuelve un manantial. Y más aún cuando se trata de salvar dos vidas.” 
Miró a Soraya acurrucada en Cristián y cómo él parecía no saber qué hacer con ella y dijo con una sonrisa. 
“Tengo otro proyecto en mano, ¿le interesará al Sr. Fuentes?” 
Cristián ladeó la mirada, Soraya tenia razón, aún tenia un proyecto en mano. 
Al escucharlo, Soraya sintió que habia esperanza y se esforzó aún más en mostrar su amor. 
“Armor, ayer vi una bolsa que me encantó. Es de la nueva colección, muy bonita, aunque un poco cara. ¿Me acompañas a comprarla esta noche?” 
Cristián no le prestó atención a Soraya, sino que preguntó a Smith. 
“Ya hemos acordado trabajar juntos en un proyecto. ¿Por qué piensa en mi para otro?” 
Soraya lo abrazaba como si fuera un oso de peluche, imposible de sacudir. 
Cristián la miró de reojo. 
Le susurró, para que solo ellos dos pudieran oir, “Sueltame, no te pases.” 
Mujer descarada, aprovechándose de que no podia regañarla en ese momento, casi se le subía a la cabeza. 
Soraya le dio un beso en los labios a propósito. 
“No, no quiero. Todavía no has dicho si me acompañarás a comprar la bolsa. Amor, por favor, ¡dime que si! Me siento perdida eligiendo sola. Tú tienes mejor gusto que yo, siempre eliges lo más bonito.” 
Cristián estaba a punto de explotar, esta mujer era como un chicle que no podia quitarse. 
Con la lengua en la mejilla, finalmente dijo con una sonrisa que no prometía nada bueno, solo para deshacerse de ella. 
“De acuerdo, te la compro. ¡Te la compro!” 
Soraya sonrió victoriosa. “¡Ya sabia yo! Eres el mejor, amor.”