Capítulo 104 
Nayra, tras salir de la mansión de Genaro, vagaba por la calle con la mente en blanco. 
Había invertido cinco años de su vida en ese maldito. 
Desde la primera vez que lo vio hablar en el auditorio de la universidad, se sintió atraida por 
él. 
Sabía desde pequeña que estaba comprometida con la familia Robledo. 
En cada fiesta y celebración, había visto a su prometido. 
Pero él era callado y poco comunicativo, lo que ella encontraba aburrido. 
Genaro, por otro lado, era todo lo contrario. 

Era divertido, extrovertido y siempre encontraba nuevas formas de hacerla feliz. 
Entre los dos, naturalmente, eligió al que le alegraba el corazón. 
Pero jamás imaginó… 
Que Genaro se había acercado a ella con malas intenciones desde el principio. 
Todo había sido un cálculo meticuloso.. 
Las lágrimas caían sin control por su rostro. 
¡El hombre al que había amado durante cinco años la había tratado como a una tonta! 
A pesar del sol brillante, se sentia tan fría por dentro como el hielo en pleno invierno. 
Esa mañana había planeado ir a desayunar con su hermano mayor y de paso hablar sobre romper el compromiso con la familia Robledo. 
Pero ni siquiera había tomado el desayuno cuando Soraya,esa loca, le lanzó una verdad que le destrozó por dentro. 
Ahora no sabía si agradecerle o detestarla. 
Si Soraya no se lo hubiera dicho, aún estaría felizmente engañada. 
Pero ahora que lo sabía, se había salvado de una vida de mentira. 
Después de enfrentarse a esa loca durante más de un año, aceptar su ayuda de buenas a primeras no era algo que pudiera hacer. 
¡Demasiado vergonzoso y doloroso! 
“¡Maldita sea… Soraya, todo es culpa tuya!” 
“¿Por qué no pudiste seguir odiándome? 
¿Por qué no pudiste seguir siendo mala?” 
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Nayra no pudo evitar romper en llanto, caminando sin rumbo. 
Al otro lado de la calle, Demetrio, quien acababa de ser transferido de vuelta de la ciudad vecina, levantó la vista y vio a Nayra caminando tambaleante y llorando a mares. 
Rápidamente detuvo su coche, salió y corrió hacia ella a través del tráfico para sostenerla, preocupado. 
“Nayra, ¿qué te pasa?” 
“¿Por qué estás llorando sola aquí en la calle? 
¿Alguien te hizo daño?” 
Nayra levantó la vista, sus ojos llenos de lágrimas al ver a Demetrio aparecer de repente. 
“¿Demetrio? ¿Cómo que tú?” 
“¿No estabas en la ciudad vecina?” 
Demetrio sacó un pañuelo y con ternura comenzó a secarle las lágrimas. 
“Me trasladaron de vuelta.” 
“A partir de ahora, estaré trabajando aquí en la capital, no tengo que ir a la ciudad vecina.” 
Nayra intentó componerse y tomó su pañuelo. 
“¿Te han ascendido?” 
Demetrio asintió. “Si, me ascendieron.” 
“¿Pero qué te pasó? Estás aquí llorando a mares en la calle, ¿quién te han hecho?” 
Nayra evitó decir que había sido engañada por Genaro. 
Todavia no habían cancelado su compromiso, y técnicamente aún era su prometida. 
Si contaba la verdad, probablemente él solo diría que se lo merecia. 
Nayra negó con la cabeza. “No es nada.” 
Inventó una excusa. “Fue un cliente que me estafó.” 
“Me hizo un pedido grande y luego desapareció.” 
“Por su culpa perdí mucho dinero.” 
Aliviado de que no fuera algo peor, Demetrio expresó su preocupación. “Me preocupaba que estuvieras así de triste porque descubriste que Genaro te habia engañado.” 
Esas palabras sorprendieron a Nayra. 
“¿Qué dices? ¿Genaro me engañó?” 
“¿Cómo lo sabes?” 
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Capitulo 
“La vez que te engañó para llevarte a la ciudad vecina y te dejó borracha.” 
“Fui yo quien te rescató después de que tu hermano me llamara.” 
“Si tu hermano no me hubiera llamado esa noche, quién sabe qué habría pasado…” 
Nayra palideció. 
Con los labios temblorosos, preguntó, “Entonces, ¿fue mi hermano quien me trajo de vuelta a la capital?” 
“¿No fue Genaro?” 
Confundido, Demetrio preguntó, “¿Cristián no te lo dijo?” 
“De hecho, esa noche tenemos que agradecerle a tu cuñada.” 
“No solo te salvó a ti, también me salvó a mí.”